sábado, septiembre 29, 2007

Dura crítica al gobierno de Bachelet 'El Estado chileno no califica para Consejo de Derechos Humanos'


Tomado de Argenpress

Por: Alfredo Seguel

Duras críticas de diversas organizaciones indígenas ha recibido el gobierno de Michelle Bachelet luego de anunciar su postulación al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Consejo Nacional Aymara denuncia que el estado chileno estaría muy por debajo de los estándares internacionales de protección de los derechos de los pueblos indígenas. Mapuches, por su parte, recuerdan las deudas pendientes de su administración.


Leer nota completa: http://www.argenpress.info/nota.asp?num=047622&Parte=0

viernes, septiembre 28, 2007

Poder económico y corrupción

Guillermo Navarro Jiménez
 
El noticiero de televisión, como casi todos los medios, es un órgano de difusión de las consignas del momento. Nunca discute el sistema, parece como si ni siquiera conociera su existencia, pero destila constantemente las órdenes de la clase dominante.
 
Pierre Mellet
 
Todos los noticieros de televisión, las mayores radios y diarios del Ecuador, difunden ampliamente los resultados del Índice de Percepción de Corrupción (IPC) elaborado por Transparencia Internacional (TI) para el año 2007. Esta información desprovista de todo análisis sobre el tipo de organización, del método utilizado para definir el índice, que permitiría a los receptores de la información juzgar la pertinencia o no de la información proporcionada, les permite ocultar la intencionalidad política que subyace bajo esa línea de acción en el momento electoral que transcurre actualmente en el Ecuador: manipular la opinión pública en beneficio de sus mandantes, el poder económico que los controla. Ante tal comportamiento que no informa, que sólo recuerda lo que debemos saber, es importante descubrir que es TI, como elabora el IPC, pero sobre todo, descubrir los objetivos políticos que persiguen los grandes medios de información, al posicionar como la noticia del día a la clasificación ya aludida.
 
TI es una organización no gubernamental, fundada en 1993 por Peter Eigen, ex funcionario del Banco Mundial.  Su sede es Berlín y cuenta actualmente con más de 80 oficinas nacionales, entres estas el Ecuador. Sus principales fuentes de financiamiento son organismos gubernamentales, fundaciones privadas, grandes empresas, etc.
 
Sus principales en el Ecuador fueron Alberto Dahik Garzozi, ex Vicepresidente del Ecuador, hoy prófugo de la justicia ecuatoriana por desfalco de fondos públicos, quien ejerció también la Presidencia del Comité Asesor de Transparencia Internacional a nivel mundial. Posteriormente a la fuga de Dahik, dirigió a la oficina nacional del Ecuador Valeria Merino, cercana al gobierno de George Bush, hasta el punto que fue recibida por el presidente de los Estados Unidos en su despacho en Washington, lo que dice mucho de su compromiso con  el gobierno más corrupto del mundo y de las relaciones de TI con el imperialismo norteamericano.
 
Sus actividades más conocidas son la elaboración de dos índices: el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) y el Índice de Fuentes de Soborno (IFS).
 
El IPC, se basa en la información proporcionada por agencias de riesgo, encuestas subjetivas entre hombres de negocios o de organizaciones como el Foro Económico Mundial sobre, sobre seguridad jurídica, seguridad legal, financiamiento político, costos de servicios recibidos, contratación pública, cumplimiento de compromisos en la lucha anticorrupción.
 
En consecuencia, quienes informan sobre el grado de corrupción, son los propios sobornantes, como lo permite reconocer el IFS, así como los distintos análisis de TI, entre estos el libro publicado por su fundador[1]. Efectivamente, si salvamos a las agencias de riesgo, sólo restan como fuentes de información los "hombres de negocios", puesto que el Foro Económico Mundial o Grupo de Davos, está constituido por los mil altos ejecutivos de las más grandes compañías del mundo.
 
A lo antes expresado, vale agregar que, como lo afirma el Dr. Luis Moreno Ocampo, fiscal general de la Corte Penal Internacional y ex miembro del Consejo Directivo de TI: "La corrupción que afecta al desarrollo es una actividad de gente con poder. Gente  que tiene poder y esta dispuesta a vender algunas de sus decisiones y gente que tiene dinero suficiente para comprarlo". Esto es, que la corrupción abarca tanto al poder económico como al poder político, puesto que "nuestras democracias tampoco se libran de esto: los partidos poderosos poseen una influencia determinante a la hora de adjudicar puestos y encargos, y, a pesar de sus sustanciosos recursos, se dejan mantener con demasiada facilidad". Citas a las cuales sólo vale agregar que las fuentes de soborno no sólo provienen del poder interno, sino también del externo, como lo demuestran los sobornos que pagan las empresas multinacionales en el mundo entero.
 
Desde otra perspectiva analítica, valga recordar que el poder económico también controla la institucionalidad del Estado, como lo demuestra que todos los puestos directivos de las Instituciones del Estado, han sido ocupados, históricamente, por miembros directos del poder económico o por sus testaferros, por lo que resulta evidente que la corrupción derivada de la venta de decisiones a cambio de dinero o por dinero es de responsabilidad exclusiva del poder económico.
 
Como todo ello es así, vale preguntarse ¿por qué razón los grandes medios difunden profusamente la información de TI y del IP? La respuesta es obvia: pretenden posicionar en la conciencia colectiva la creencia de que el responsable de los altos niveles de corrupción es el gobierno de Rafael Correa, que no el poder económico como quedó demostrado. La más grosera y evidente manipulación en ese sentido es la del diario El Universo, cuando arbitrariamente, sin ningún sustento técnico, incluye entre los indicadores del IPC: la confianza país, índice de riesgo, marco jurídico, niveles de impunidad[2], indicadores que son parte del arsenal político de campaña de la derecha ecuatoriana. Para lograr su propósito tienen en cuenta que en el pasado inmediato posicionaron en el imaginario colectivo que el riesgo país había descendido, al igual que la confianza de los inversionistas ante la inseguridad  jurídica que se derivaba de la Asamblea Constituyente.
 
Pero todo su esfuerzo por reducir la aplastante victoria de las fuerzas políticas que luchan por la transformación, por la cual votó la gran mayoría de ecuatorianos es ya irreversible. Los esfuerzos que desarrollan los presentadores de televisión para actuar como guías y autentificadores de estas imposturas, es inútil, dado que su credibilidad ha descendido notoriamente, precisamente por este tipo de acciones. Su apariencia de hombres neutrales, honestos e inteligentes ha sido descubierta en toda la dimensión de su falsía. Cuanto más que la manipulación a propósito del IPC ha sido desenmascarada.
 
 
 
 
 
 


[1] Véase: Eigen, Peter: "Las redes de la corrupción. La sociedad civil contra los abusos del poder", Editorial Planeta, Barcelona, España, 2004.
[2] Diario El Universo: "Todos somos responsables en el índice de corrupción, no sólo la política, Guayaquil, Ecuador, 27 de septiembre del 2007.


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jueves, septiembre 27, 2007

Correa no asistió a cena ofrecida por Presidente Bush, en señal de protesta

El martes en la noche estaba prevista la asistencia del presidente ecuatoriano Rafael Correa a la cena que su par estadounidense, George Bush, ofrecía a las altas autoridades asistentes a la 62° sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, efectuada en Nueva York. Sin embargo, el jefe de Estado ecuatoriano decidió no ir como señal de protesta ante el discurso dado por Bush en la Asamblea, en donde criticó fuertemente a Cuba. Correa también se refirió a las relaciones comerciales a establecerse entre Ecuador y la República Islámica de Irán.

"No fui a la cena, pensaba ir, pero la suspendí en protesta a las barbaridades que dijo en su discurso; no hay derecho a que dé un discurso tan primario, tan retardatario ya en el siglo XXI. Yo iba a ir, porque yo no soy sectario, ni mucho menos: era el país anfitrión, nos había invitado a una cena e iba a ir, pero después de esas barbaridades hubiera sido honestar todas las simplezas que se hablaron", declaró el presidente Correa en forma exclusiva para Ecuadorinmediato.com.

En otro ámbito internacional, confirmó la próxima apertura de una oficina comercial de la república iraní en Ecuador. "Yo no me voy a meter a juzgar a Irán su carrera armamentista; los gringos, que son tan pragmáticos, dirían 'It's not our business either'. Lo que sí es 'nuestro problema' es que Irán busca mayor intercambio con Ecuador, que le está comprando todo el arroz a Uruguay, que nos puede comprar banano, arroz, etc., que tiene 80 millones de habitantes, es un país petrolero: eso sí es 'our business' (nuestro negocio), y en consecuencia se va a abrir una oficina comercial de Irán en Ecuador", anunció.


Tonight's top picks. What will you watch tonight? Preview the hottest shows on Yahoo! TV.

73.000 trabajadores de General Motors entran en huelga

Tomado de: BOLETÍN  DEMOCRACY  NOW!  EN  ESPAÑOL
 
73.000 empleados de General Motors dejaron de trabajar el lunes para llevar a cabo la primera huelga nacional de esta empresa en tres décadas. El Sindicato de Trabajadores Automotores Unidos (UAW, por sus siglas en inglés) dijo que convocó la huelga luego de que General Motors se negara a aceptar la exigencia del sindicato de garantizar seguridad laboral y beneficios para los trabajadores.
  • El Presidente del UAW, Ron Gettelfinger, dijo: "El tema principal aquí es la seguridad laboral. Esa es una de nuestras principales preocupaciones. Estamos hablando sobre la creación de puestos de trabajo. Estamos hablando sobre el compromiso con el producto dentro de la planta. También estamos hablando sobre lo que nuestros trabajadores merecen obtener en este contrato desde el punto de vista económico".
Según el periódico Detroit Free Press, General Motors está presionando al UAW para que permita reducir los costos de mano de obra al transferir la responsabilidad de la asistencia médica de los jubilados a un fondo fiduciario independiente, congelar los aumentos del costo de vida y establecer un nuevo nivel de beneficios para los futuros empleados. La huelga provocó el cierre de ochenta plantas de General Motors en treinta estados. El sindicato cuenta con casi 900 millones de dólares en su fondo de huelgas, lo que alcanzaría para cubrir un paro de dos meses.


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Cómo la estructura ritual del noticiero de televisión formatea nuestras mentes

Pierre Mellet
Red Voltaire 26 de septiembre del 2007
Si bien el telespectador actual pone cada vez más atención al tratamiento de ciertas noticias en particular en los noticieros de televisión, lo cierto es que raramente se cuestiona la estructura misma de este tipo de programa. Sin embargo, para Pierre Mellet, la forma es el fondo, en este caso: concebido como un rito, el desarrollo del noticiero televisivo es en sí toda una pedagogía, es en sí mismo una forma de propaganda que nos enseña a someternos al mundo que nos muestran y que pretenden hacernos aprender, pero cuya comprensión tratan de impedirnos al tiempo que tratan de impedirnos también que pensemos ese mundo.
El noticiero de televisión es el corazón de la información contemporánea. Este espacio, que hoy constituye la principal fuente de información de una gran parte de los franceses, comenzó siendo, en la Francia de 1949, un simple subproducto conformado con imágenes que la casa Gaumont y las Actualités Françaises no habían querido proyectar en las salas cinematográficas. Fue, al principio, un simple desfile de imágenes acompañadas de un comentario sonoro. El «presentador» no se sentó ante el telespectador hasta 1954, cuando el noticiero televisivo fijó su horario, a las 20 horas, o sea las 8 p.m. A partir de entonces, la puesta en escena del noticiero de televisión se ha ido incrementando constantemente durante todos estos años mientras que la información ha quedado marginada –si alguna vez estuvo realmente presente– para convertir este teatro no ya en un noticiero sino en un espectáculo ritualizado, en una ceremonia litúrgica. La función del noticiero de las 8 p.m. no es informar, en el sentido de establecer un esfuerzo de comprensión de mundo, sino divertir a los telespectadores, al tiempo que les recuerda aquello que deben saber.
El siguiente análisis se basa en los dos principales noticieros televisivos que se transmiten en Francia a la 8 p.m., el del canal TFI y el de France 2, pero puede, en muchos aspectos, tener muchas similitudes con los noticieros de televisión de otros países, principalmente en «Occidente».
El contexto
Con su horario de las 8 p.m., el noticiero de televisión se ha convertido, como lo fue la misa en su época, en la cita de toda la sociedad (aunque cada uno está en su casa). Se trata, paradójicamente, de un espacio esencial de socialización. Cada cual descubre cada noche el mundo en el que vive, y puede a partir de ese momento hablarle de ese mundo a quienes le rodean, discutir sobre los temas del momento con seguridad en cuanto a la importancia de estos, por el hecho mismo de que fueron mencionados en «el noticiero de televisión». Todo está montado, preparado de antemano, como un ritual religioso: el horario fijo, la duración (unos 40 minutos), el presentador-sacerdote inamovible, o casi inamovible, el tono incómodo, serio, distante, casi objetivo, pero nunca verdaderamente neutro, las imágenes seleccionadas, el orden jerárquico de las noticias. Como en todo ritual, lo mismo vuelve permanentemente, y se integra alrededor de una aparente evolución cotidiana. En los mismos horarios se anuncian las mismas historias, contadas por los mismos reportajes, introducidas y comentadas con las mismas palabras, poniendo en pantalla a los mismos personajes, ilustradas con las mismas imágenes. Se trata de un ciclo sin fin y sin fondo.
En la apertura, la presentación introduce una música abstracta que sugiere la mezcla del tiempo que pasa, la precipitación de los hechos, y una forma de intemporal necesaria en toda ceremonia mística. Mientras se oye la música, un globo antecede a la aparición del presentador, o un travelling hacia éste último lo pasar de la sombra a la luz. Todo sucede como si nos fueran a revelar la verdad del mundo.
El presentador hace el papel de guía y de autentificador. Personaje principal y trascendental, el presentador está en el centro mismo del dispositivo de credibilidad del noticiero de las 8 p.m. La noticia nos llega a través de él, también es él quien la legitima, le confiere importancia y la da como «verdadera». Es también el presentador quien puede tranquilizar al telespectador: si el mundo va mal y parece completamente indescifrable, el presentador es «el que sabe» y el que nos lo puede explicar.
(En otros casos, los presentadores son dos. La relación con el telespectador se hace entonces muchos menos profesoral y paternalista, pero más parecida a la conversación, y puede parecer más frívola. Claro está, no tendremos nunca dos presentadoras, o dos presentadoras, sino siempre un dúo heterosexual. El asunto es no asustar a la representación de la familia burguesa cristiana. Como ese tipo de puesta en escena resulta poco frecuente en Francia, no abundaremos en ese sentido).
Credibilidad e información
«Señoras y señores, veamos los titulares de la actualidad de este lunes 6 de agosto», nos dice el presentador al principio de cada noticiero. Por consiguiente, no se trata de un sumario, de una selección que la redacción ha hecho entre la información del día, sino de los «titulares de la actualidad», o sea que se trata precisamente de lo que hay que saber sobre el mundo en este día. No hay nada que entender, el «periodismo» no busca más que enseñarnos el mundo [en el sentido de aprender]. El presentador no da ninguna clave, él no descifra nada, solamente nos dice lo que es. No se nos presenta una «visión» de la actualidad sino la Actualidad misma.
A partir de ahí, lo importante para el presentador es «aparentar». Su credibilidad no está basada en su calidad de periodista sino en su carisma, en la empatía que logra crear, en su manera de tranquilizar y su apariencia de hombre honesto e inteligente. David Pujadas puede perfectamente anunciar que Alain Juppé se retira de la vida política y Patrick Poivre d'Arvor nos puede presentar una falsa entrevista de Fidel Castro [El autor menciona aquí dos incidentes que realmente sucedieron. Nota del Traductor.]. A pesar de ello, los mantienen en el mismo puesto, con el apoyo de sus superiores, y sin perder por ello su estatus como «periodista» (1) ni su credibilidad ante el público. Todo sucede como si las noticias que nos entregan finalmente no tuvieran importancia. La noticia está ahí únicamente para justificar el ritual, como la lectura de los Evangelios en la misa, sin ser nunca la razón central, el núcleo, que en realidad está siempre en otra parte, en la repetición constante de las consignas morales, políticas y económicas del momento. «Este es el Bien, este es el Mal», nos dice el presentador.
La jerarquía de la información es por tanto inexistente. Aunque una de las primeras cosas que se hace en todo «diario» es determinar los temas que parecen más importantes para tratar de establecer un desarrollo (específico en cada redacción) de la información en orden decreciente, de lo importante a lo insignificante, en el noticiero no es así, ni en lo más mínimo. Nos llevan de los restos mortales del cardenal Lustiger al accidente de la Feria des Loges, y después viene el desenlace del caso del secuestro del pequeño Alexandre en la isla de la Reunión, seguido del suicidio de un agricultor ante las acciones de los militantes antiOGM, para pasar después al subsidio de inicio del curso escolar, a la espeleóloga belga atrapada en una cueva, la campaña electoral antiestadounidense entre los demócratas, la intervención de Reporteros Sin Fronteras que denuncia la falta de libertad de expresión en China, la propia China como destino turístico, el despido de Laure Manaudou, un accidente durante una carrera en Estados Unidos, el festival Fiesta de Sete, el fallecimiento del periodista Henri Amouroux y, para terminar, el del barón Elie de Rothschild (2). No existe ni la más mínima coherencia, en ningún momento. Los temas parecen haber sido escogidos únicamente en función de su insignificancia casi generalizada, o de su aparente insignificancia. Todo aparece mezclado, amor y odio, risas y llantos, la empatía se mezcla con la grandilocuencia, las imágenes espectaculares o risibles con los dramas patéticos, y la omnipresencia de la fatalidad nos recuerda constantemente el predominio de la muerte sobre la vida.
El reportaje
Después de los «titulares» anunciados, el presentador pasa a la introducción del reportaje. El reportaje es el ejemplo que nos demuestra lo que el presentador nos dice. En efecto, todo lo que será dicho y demostrado en el reportaje aparece ya en la introducción del mismo. El presentador resume constantemente, en vez de limitarse –como debiera hacerlo– a presentar. Esto crea una redundancia. Lo que ya se ha dicho una vez en forma de introducción se repite después sistemáticamente en el reportaje. Se enuncian las mismas informaciones, resumidas la primera vez y la segunda alargadas para la elaboración de la historia que se cuenta. El reportaje agrega muy poco a lo ya dicho por el presentador, no hace más que desarrollar los detalles anodinos que sirven de contrapeso a «la objetividad» del presentador creando el «acercamiento». A los elementos iniciales, mencionados en la introducción, se agregan después en la historia los detallitos románticos necesarios para concretar su enseñanza lúdica.
El reportaje se compone de dos cosas: la imagen y el comentario de la imagen. Si quitamos el sonido, la imagen pierde todo su significado. Todo tendría que estar basado en la imagen, pero lo que se produce en la televisión es precisamente lo contrario: el comentario nos cuenta lo que la imagen no hace más que ilustrar. Esta última está ahí solamente para realzar el comentario. Es una sucesión de paisajes similares, de rostros y gestos intercambiables, pegados uno detrás del otro y sin vínculo alguno entre sí. En la televisión, la imagen sólo sirve para justificar el comentario, para autentificarlo. La imagen permite que el comentario parezca «verdad». Y se lo permite precisamente porque, al no decir nada la imagen por sí misma, el comentario la transforma en aquello que nos dice el comentario. Y es ahí precisamente donde reside el verdadero peligro de este medio. Al tener la imagen una fuerza de convicción muy importante, es más fácil convencer cuando, luego de haber despojado la imagen de todo su sentido, usted la convierte en prueba que autentifica el discurso. A partir de ahí, todo se basa en el comentario, y en el carácter creíble de la historia que nos van a contar.
«En el reportaje, señala el antropólogo Stephane Breton, el comentario es lo que nos soplan desde los bastidores, ese submundo prohibido al telespectador (…) y del que brota, como una revelación, un sentido que se impone a la imagen. La significación no aparece en la escena sino fuera de ella, cuando la dice alguien que sabe» (3). El periodista no aparece sino muy raramente, al final del reportaje. Oímos, por tanto, una voz despersonificada. Se trata de una palabra divina que se nos impone para explicarnos aquello que no entenderíamos mirando solamente las imágenes. Al no haber interlocutor, no hay contradicción. El reportaje es como un hilo que se desenrolla siguiendo una lógica propia, la que el periodista quiere que nos aprendamos, aquella en la que los «testigos» aparecen uno detrás de otro únicamente para acreditar la palabra que de todas maneras ya nos dijo lo que ellos han de explicarnos . Como mismo sucede con la introducción, la redundancia es constante en el reportaje. Todo «testigo» es presentado no según su función, ni con el objetivo de justificar su lugar en el reportaje en ese preciso momento, sino en dependencia de lo que va a decirnos. Y la palabra del «testigo» acredita el comentario dando un punto de vista necesariamente «verdadero». «Si él lo dice, así debe ser». Y muy a menudo, el «testigo» no tiene absolutamente nada que decir, pero de todas maneras lo dice porque el periodista tiene que dar prueba de su objetividad y de la autenticidad de su reportaje, de su investigación, demostrando que realmente estuvo en el lugar y que por tanto puede hacer que veamos lo que es.
El reportaje, en el noticiero de televisión, no es la realización de una investigación que explora diferentes pistas sino el relato de un hecho cualquiera mostrado como algo fundamental. Es una visión del mundo sin otra alternativa, que trata de dar una apariencia de objetividad . El presentador dice lo que es, y el reportaje lo muestra. Y es ahí precisamente que la imagen peca por su falta de sentido, y que el comentario parece convertirse en palabra divina. «He aquí el mundo», nos dice el presentador, «y he aquí la prueba», continúa el reportaje. Y ¿cómo poner en duda la prueba si nos la ponen ante nuestros asombrados ojos? La realidad se construye entonces sobre la anécdota, en vez de construirse sobre un conjunto de hechos más o menos contradictorios que permitan mirar una situación en un intento de tener de ella una visión global para poder dar después un análisis.
Las consignas
Todo esto se relaciona con la lógica de difusión de la moral. El noticiero de televisión, como casi todos los medios, es un órgano de difusión de las consignas del momento. Nunca discute el sistema, parece como si ni siquiera conociera su existencia, pero destila constantemente las órdenes de la clase dominante. El noticiero de televisión forma parte de ese «servicio público», al que se refiere Guy Debord en sus Commentaires sur la société du spectacle[Comentarios sobre la sociedad del espectáculo. Nota del Traductor.], «que [administra] con un "profesionalismo" imparcial la nueva riqueza de la comunicación de todos mediante los medios masivos de difusión, comunicación que ha alcanzado al fin la pureza unilateral, en la que se no obliga a admirar pasivamente la decisión ya tomada. Lo que nos comunican son órdenes; y, muy armoniosamente, quienes han impartido esas órdenes son precisamente los mismos que nos dirán lo que piensan de ellas»(4).
El noticiero de las 8 p.m., surgido de una sociedad en la que se ha destruido la memoria, transmite las consignas, como en toda forma de acondicionamiento, mediante la repetición permanente y cotidiana. Las historias que nos cuentan parecen diferentes entre sí, cuando en realidad son todas similares. Todo en ellas se repite, noche tras noche, constantemente, y a todos los niveles. Sólo cambian los nombres y los rostros. Pero la película es siempre idéntica. Nos muestran un presente perpetuo y que permite ocultar todos los movimientos del poder. Si ya no se muestran las evoluciones, es porque ya no tienen vigencia. El noticiero de televisión divulga por tanto la moral burguesa (cristiana y capitalista) en un bloque compacto. Es un vómito largo y lento que se escurre, diluido y diseminado durante toda la duración del noticiero de las 8 p.m. Y que comprende varias formas de difusión:
La acusación. Es constante, y generalmente la enuncian los «testigos», lo cual permite hacerle creer al periodista que ha mostrado una «opinión» y que por tanto ha presentado una visión objetiva de la situación. Un incendio destruye una casa, y es porque los bomberos deberían haber llegado antes. Un violador ha salido de prisión porque tenía derecho a una reducción de la condena, y es porque la justicia no funciona bien. Un gobierno se niega a plegarse al ultimátum de Occidente, y se trata de una dictadura, de un país subdesarrollado donde se mezclan la estupidez y la barbarie, y, mejor aún, donde la censura amordaza a los opositores, que a su vez están necesariamente de acuerdo con los puntos de vista de Occidente pero no lo pueden decir. El objetivo es siempre encontrar alguien a quien condenar para recordar lo que está «bien» y lo que está «mal» y poder aplicar toda la semántica cristiana del «perdón», de la «decadencia», etc.
La evidencia. Utilizada sobre todo para zanjar sin discusión las cuestiones económicas, esta consiste en divulgar los dogmas o las decisiones gubernamentales sin ponerlas jamás en tela de juicio. Este es el caso, por ejemplo, del «crecimiento», que constituye siempre la vía necesaria para la supervivencia que nunca se pone en tela de juicio y cuyas cifras nos anuncia el presentador con cara de catástrofe: «el crecimiento será sólo de 1,2% este año, según los expertos»...
La hagiografía. Al igual que la misa, el noticiero de televisión tiene que hablar de sus santos. Así nos ofrecen el retrato de alguien que «ha triunfado», ya sea porque acaba de fallecer, porque «ha ganado en todo», porque «se hizo a sí mismo», etc. Es el prisma de la excepción que establece el modelo a seguir suscitando admiración y respeto. «Esto es lo que usted no ha logrado ser, lo que usted debería ser, lo que usted nunca llegará a ser y lo que usted por consiguiente debe adorar», nos repite constantemente el noticiero de televisión.
El vecindario. Particularmente eficaz. El objetivo es decir que «Francia es el último país de Europa en abordar este asunto». Es el mecanismo que rige la sociabilidad de base, la pertenencia al grupo mediante la imitación, mediante la reproducción de lo que parece hacer o de lo que parece ser. El presentador nos dice entonces: «Ellos hacen esto. ¿Por qué nosotros hacemos otra cosa?», presuponiendo que nuestra manera de actuar es necesariamente menos adecuada. «En Estados Unidos, trabajar después de los 65 años no representa ningún problema». No se hace nunca el más mínimo análisis de los puntos positivos y negativos del sistema del vecino. Se nos ofrece únicamente una mirada «objetiva», que nos dice: «Esto es lo que hacen allá, y por eso es mejor que aquí».
El folklore. Aquí es cuando nos presentan, con una sonrisa en los labios y con la indulgencia con la que se mira al artista que puede parecernos un poco loco pero que a fin de cuentas no le hace daño a nadie, a la gente que vive de forma un poco diferente. Es única y exclusivamente en este tipo de tema que el presentador subraya el carácter «excepcional» de las personas que nos van a presentar, como para disuadirnos de actuar como ellas.
Esto no son más que algunos ejemplos.
Anécdota y fatalidad
Dos formas de representación del mundo caracterizan principalmente el noticiero de televisión, y constituyen los dos movimientos principales de difusión de las consignas: la anécdota y la fatalidad.
La anécdota aparece al principio de cada tema. Todo parte del hecho en particular, del hecho específico del día, y se extiende hacia el problema más amplio que este parece contener en sí mismo, o que los periodistas hacen como si creyeran que lo contiene. Es una retórica particular que encontramos hoy en la base de todo discurso político o periodístico, una inversión de la lógica, del desarrollo efectivo de la demostración y del análisis del mundo: ahora es la excepción lo que explica la regla, lo que la construye. Todo parte del hecho particular para prolongarse, como si este último contuviera en sí mismo todas las causas y todas las consecuencias que han dado lugar a la situación más general que se supone que demuestra. El noticiero de las 8 p.m. no se preocupa jamás por describir fenómenos endémicos, o los saca siempre de la cadena de hechos que los han llevado a la situación actual. Es una necesidad dialéctica lógica para quien quiere transmitir las consignas sin tomarse el trabajo de explicarlas, lo cual lo obliga a complicar todavía más su propia demostración y lo lleva a darse cuenta de que las cosas son menos simples de lo que él trató de hacer creer. Para que las consignas sean divulgadas eficazmente, no se puede dejar abierta la posibilidad de contradecirlas. Por tanto, más vale no explicar nada. De todas formas, como ya dijimos anteriormente, el objetivo no es que la gente entienda, sino que aprenda.
La fatalidad, por su parte, mece el conjunto del noticiero de televisión. Los hechos suceden por causa de una desgracia fortuita, de un azar distraído que por desgracia afecta siempre a los mismas (personas, naciones…). Es un lamento constante: «si los bomberos hubieran llegado antes», «si el violador no hubiese salido de prisión», «si África no fuera un continente pobre y corrupto», etc. La fatalidad es el basamento de toda religión ya que permite no tener nunca nada que justificar y porque recuerda el deber de sumisión ante la trascendencia, ya que siempre estamos «por debajo». La fatalidad equivale a repetir permanentemente una especie de condena, y agrega con amargura (aunque no siempre): «las cosas son así». El sistema se regula a sí mismo y es «el mejor sistema posible», el hombre es un ser «malo» y se pasa la vida «cayéndose» y «volviéndose a caer» a pesar de todos los intentos por «perdonarlo», el pobre es responsable de su propia situación porque es demasiado perezoso para buscar soluciones y aplicarlas, incluso hasta cuando se le da la solución, etc. Es un suspiro constante, un llamado permanente a la impotencia y a la sumisión ante el sufrimiento. El mundo gira y nada podemos hacer…
Una vez terminada la transmisión de las consignas, el mensajero divino se despide de nosotros, concluyendo el sermón del día y sin olvidarse nunca de citarnos para el día siguiente a la misma hora. Y luego, desaparece. Mientras recoge los papeles que demuestran su seriedad, la cámara se aleja de él, la penumbra se hace más intensa y se funde poco a poco con el mismo tipo de música que dio inicio a la ceremonia.


(1) Patrick Poivre d'Arvor, reconocido como la estrella del periodismo francés, no tiene el carnet de periodista porque sus principales ingresos no provienen del periodismo sino de sus actividades como consejero y de sus escritos.
(2) Informaciones mencionadas en el noticiero de las 8 p.m. del canal France 2 correspondiente al lunes 6 de agosto de 2007.
(3) Stephane Breton, Télévision, Hachette Littérature, 2005.
(4) Guy Debord, Commentaires sur la société du spectacle , Gallimard, Folio, 1996.

miércoles, septiembre 26, 2007

Inclinando la balanza de la justicia en Jena

Columna Semanal de Amy Goodman, presentadora de Democracy Now!

Por Amy Goodman

El árbol de la escuela secundaria de Jena ha sido talado, pero el furor que lo rodea no ha hecho más que crecer.
"¿Qué mal hizo el árbol?", preguntó Katrina Wallace, hermanastra de uno de los Seis de Jena, cuando la entrevisté en el Burger Barn en Jena, Louisiana. "Lo planté hace 14 años para que fuera un árbol del conocimiento".
Todo comenzó con el inicio del año escolar en 2006, durante una asamblea escolar, cuando Justin Purvis preguntó si podía sentarse bajo el árbol del patio, un privilegio extraoficialmente reservado para estudiantes blancos. La mañana siguiente tres horcas colgaban de sus anchas y frondosas ramas.
Los estudiantes afroestadounidenses protestaron, reuniéndose bajo el árbol. Poco después, el fiscal del distrito, Reed Walters, llegó a la escuela acompañado por la policía, y los amenazó: "Puedo arruinar sus vidas de un plumazo". Las tensiones raciales aumentaron en esta ciudad de 4000 habitantes, de los cuales un 85% son blancos. En diciembre se desató una pelea en el patio de la escuela y el fiscal del distrito acusó a seis estudiantes afroestadounidenses del colegio, que pronto serían conocidos como los Seis de Jena, de intento de homicidio en segundo grado.
Hace poco visité a Billy "Bulldog" Fowler en su oficina. Fowler es un miembro blanco del Consejo Escolar del distrito de LaSalle. Afirma que Jena está siendo injustamente caracterizada como un lugar racista. Cree que el asunto de las horcas fue tremendamente magnificado, que en el ámbito de la escuela se trataba más bien de una broma: "Esto es el Sur profundo, y las personas mayores de color conocen el significado de una horca. Le diré algo: los jóvenes no".
Esa misma noche fui a visitar a la familia Bailey a su casa prefabricada situada en Ward 10, uno de los barrios negros de Jena. Dos de los Seis de Jena, Robert Bailey y Theo Shaw, planchaban su ropa. Les pregunté qué fue lo que pensaron al ver las horcas. Robert respondió inmediatamente: "Lo primero que me vino a la cabeza fue el Ku Klux Klan. No sé por qué, pero es lo primero que me vino a la cabeza. He creído siempre que el KKK perseguía a caballo a las personas de color y las cazaba con cuerdas".
Theo dijo que pensaba que los estudiantes que colgaron las horcas "deberían haber sido expulsados, porque no era ninguna broma. Era una amenaza". El director del colegio, Scott Whitcomb, pensaba igual. Recomendó la expulsión de los estudiantes que colgaron las horcas, pero el superintendente lo desautorizó y les impuso tres días de suspensión. Whitcomb renunció.
Los adolescentes afroestadounidenses fueron tratados de forma distinta. Fueron expulsados, pero apelaron al Consejo Escolar. El distrito escolar había realizado una investigación, pero al Consejo Escolar no se le permitió tener acceso a ella para revisarla. El abogado del Consejo Escolar no era otro que el fiscal del distrito a cargo de la acusación, Reed Walters.
El miembro del consejo Billy Fowler recuerda la reunión de enero:
-Nuestra autoridad legal aquella noche era el Sr. Walters.
-¿Y él les dijo que no iban a poder tener acceso a las actas de la escuela o de la investigación? - le pregunté.
-Exacto - respondió Fowler. Walters dijo que supondría una violación de algo.
El Consejo votó, sin tener información.
-Fue unánime- recuerda Fowler -. No, no lo fue. Hubo un miembro del Consejo que votó 'no', y ese miembro fue el Sr. Worthington. Melvin Worthington, el único afroestadounidense del Consejo Escolar, votó en contra de ratificar la expulsión de los estudiantes de color.
Cuando le pregunté si creía que Walters tenía un conflicto de intereses aquella noche, Fowler respondió: - Bueno, asumo que el Sr. Walters conoce la ley.
El Tribunal de Apelaciones de 3ª Instancia de Louisiana no está de acuerdo. El tribunal revocó la primera condena del caso de los Seis de Jena, la de Mychal Bell, determinando que debería haber sido juzgado como menor. La condena había sido pronunciada por un jurado integrado únicamente por miembros blancos. Walters asegura que cuestionará este fallo en la Corte Suprema de Louisiana, mientras prosigue con las otras cinco acusaciones.
Bell permanece en prisión, donde ha estado desde el pasado diciembre. Aunque aún deben ser sometidos a juicio, los demás jóvenes fueron igualmente encarcelados. Theo Shaw salió recién a comienzos del verano. Al estar encarcelado junto a adultos a los que permanentemente se rociaba con un spray paralizante, el asma de Theo se disparó y tuvo que ser hospitalizado.
Organizaciones nacionales como la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) han organizado una importante manifestación en Jena el 20 de septiembre, el día en que Bell iba a recibir la sentencia. Aunque su condena ha sido anulada, la manifestación tendrá lugar, y se prevé que participen miles de personas.



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domingo, septiembre 23, 2007

Bush "mata" a Mandela... por error

Otro gazapo de Bush: "Mandela está muerto porque Sadam mató a todos los Mandelas"

REUTERS. 21.09.2007 - 19:49h

  • Nelson Mandela sigue vivo, pese a un embarazoso comentario del presidente de Estados Unidos.
  • El director ejecutivo de la Fundación Nelson Mandela ha tenido que tranquilizar a la población.
  • Protestas contra sus últimas meteduras de pata .

Nelson Mandela sigue vivo, pese a un embarazoso comentario del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, que aludió a la muerte del ex líder sudafricano en un intento por explicar la violencia sectaria en Irak.

"Todo lo que podemos hacer es tranquilizar a la gente, especialmente a los sudafricanos, de que el presidente Mandela está vivo", dijo Achmat Dangor, director ejecutivo de la Fundación Nelson Mandela, después de que las palabras de Bush tuvieran amplia difusión en todo el mundo.

Escuché a alguien decir '¿Dónde está Mandela?' Bueno, Mandela está muerto porque...

En un discurso donde defendía su gestión política sobre Irak, Bush dijo que la brutalidad del ex presidente iraquí Sadam Husein había hecho imposible que un líder unificador emergiera y detuviera la violencia sectaria en el país de Oriente Próximo.

"Escuché a alguien decir '¿Dónde está Mandela?' Bueno, Mandela está muerto porque Sadam Husein mató a todos los Mandelas", dijo Bush - quien tiene una reputación de gazapos verbales - en una conferencia de prensa celebrada el jueves en Washington.

Encarcelado durante 27 años por luchar contra la minoría blanca en el poder, Mandela se convirtió en 1994 en el primer presidente de raza negra de Sudáfrica.

Antes ganó el Premio Nobel de la Paz por lograr la armonía racial y guiar a la nación pacíficamente en la era post apartheid.

Las referencias a la muerte de Mandela, quien tiene 89 años y un estado de salud delicado, son consideradas como poco sensibles en Sudáfrica.

 
Otros errores de Bush

Por otro lado, el presidente de EEUU ha dado en Australia argumentos a los que critican sus meteduras de pata. En un discurso ante líderes empresariales en la APEC, agradeció al primer ministro australiano que sea "un anfitrión tan excelente de la cumbre de la OPEP", la Organización de Países Exportadores de Petróleo. El desliz provocó las carcajadas de la audiencia.

Pero la cosa no acabó ahí. Minutos después, Bush recordó la visita de Howard a las tropas "austríacas" en Irak, cuando a lo que en realidad se refería era a los más de 1.500 soldados australianos destacados en el país árabe.

Y como lo que mal empieza, mal acaba, se equivocó de salida tras pronunciar su discurso. Su incondicional homólogo australiano salió en su ayuda y lo acompañó hasta la salida correcta.

El Mundo Según Al Gore

Carmelo Ruiz Marrero

El ex-candidato a la presidencia de Estados Unidos Al Gore, político
tornado estrella de cine, viajó a Buenos Aires en mayo para dar otra de
sus charlas ambientalistas. Tras el éxito de su documental "Una Verdad
Inconveniente", Gore se ha convertido en toda una celebridad
internacional y, para no pocos ecologistas, en nada menos que un héroe,
alguien que no tiene miedo de estrujarle en la cara a los grandes
intereses la realidad del calentamiento global y la urgencia de combatirlo.

Numerosos ambientalistas argentinos se expresaron sobre su visita, no
para agradecerle sino para repudiarlo.

"Denunciamos a Al Gore como el nuevo colonizador y publicista del
negocio global y a su película 'Una verdad incómoda', que desnuda
verdades a medias para no incomodar a sus financistas: las petroleras,
las semilleras y las automotrices", dice la Declaración de Gualeguaychú,
firmada por sobre una docena de organizaciones argentinas que se
congregaron en la provincia de Entre Ríos en abril para unas jornadas
contra los monocultivos.

Es preciso puntualizar que Gore fue a Buenos Aires no para sermonear en
general sobre el calentamiento global sino para apoyar específicamente
una de sus propuestas: los agrocombustibles, también conocidos como
biocombustibles o cultivos energéticos. Estaba participando en el primer
Congreso Americano de Biocombustibles, un encuentro de políticos y
empresarios con un precio de entrada de 500 dólares por persona.

El Grupo de Reflexión Rural (GRR), una de las organizaciones que
participó del encuentro de Gualeguaychú, trató repetidas veces de
contactar a Gore para comunicarle sus razones para oponerse a los
agrocombustibles, pero sin obtener respuesta.

En un documento que lleva el seco título de "Nuestro Repudio a la Visita
de Al Gore", el GRR declaró que "sus propuestas de reducción de
consumo... no son serias ni tienen en cuenta la urgencia de cambiar sus
estilos de vida radicalmente."

"Al Gore tampoco tiene en cuenta la realidad que muestra que la actual
producción de los monocultivos de materia prima para agrocombustibles ya
están precipitando la desertificación de las mejores tierras del
planeta", continúa el comunicado. "Que esta producción, ahora mismo,
antes de la entrada en vigor de las metas propuestas por los países que
van a ser los consumidores masivos de los agrocombustibles, ya está
expulsando a las poblaciones campesinas e indígenas de sus lugares
dejando así las producciones de subsistencia y provisión local, sea por
medio de las fumigaciones o directamente a manos de fuerzas policiales,
militares o paramilitares locales."

Hace menos de un año varias organizaciones, incluyendo Oilwatch y la Red
Latinoamericana contra los Monocultivos de Árboles, proclamaron que "los
cultivos energéticos crecerán...  a costa de nuestros ecosistemas
naturales. La soya se proyecta como una de las principales fuentes para
la producción de biodiesel, pero es un hecho que los monocultivos de
soya son la principal causa de destrucción del bosque nativo en
Argentina, del bosque húmedo tropical amazónico en Brasil y Bolivia, y
de la Mata Atlántica en Brasil y Paraguay."

Pero Al Gore no se ha enterado de nada de esto. El sigue promoviendo por
el mundo entero a los agrocombustibles como una alternativa energética
sustentable.

Tal postura es incomprensible si uno no conoce el trasfondo de este
individuo. ¿Quién es Al Gore? ¿Y qué hizo con su vida antes de hacer su
famosa película?

El vicepresidente Gore

Entre 1993 y 2000, Gore fue vicepresidente de Estados Unidos, el hombre
número dos de la administración Clinton. En su campaña electoral, el
candidato presidencial Bill Clinton metió en su papeleta a Gore,
entonces senador por el estado de Tenesí, para ganarse a los votantes
ambientalistas, pues como gobernador del estado de Arkansas Clinton tuvo
un récord ambiental repudiable. El sector ambientalista estuvo encantado
con la idea de tener a Gore en la vicepresidencia pues ya para entonces
él había pasado su carrera política alardeándose de luchador ecologista-
había hecho todo un espectáculo de su comparecencia a la Cumbre de la
Tierra en 1992 y su libro "Earth in the Balance" estaba dirigido al
votante ambientalista.

Una vez en la vicepresidencia del país más contaminador del mundo, ¿Qué
hizo para combatir el calentamiento global? Nada.

Para comenzar, la administración Clinton Gore se negó a firmar el
Protocolo de Kyoto, acuerdo internacional para reducir las emisiones de
gases que causan el calentamiento del planeta. En su película, Gore no
menciona esto y encima de eso tiene el atrevimiento de exhortarle a los
políticos de su país que apoyen el Protocolo. Además en la película
tiene la desfachatez de decir con mucho orgullo que él estuvo presente
en Kyoto para la firma del acuerdo en diciembre de 1997.

En su defensa, una persona me dijo que el pobrecito era sólo el
vicepresidente y no el presidente, que por lo tanto el asunto no estaba
en sus manos, que no tenía la última palabra. Idénticos argumentos
emplearon los acusados en el juicio de Nuremberg tras el fin de la
segunda guerra mundial: "Yo no mandaba, yo sólo seguía órdenes". Nazis
de alto rango como Goering seguramente se valieron de tales
razonamientos. Imagínense un acusado en el escándalo de fraude de la
compañía Enron explicándole al juez: "No fue mi culpa. No había nada que
yo pudiera hacer. Yo sólo era el vicepresidente de la compañía." De la
misma manera que tales argumentos son evasivas cobardes en el caso de
oficiales nazis y criminales corporativos, también lo son en el caso de
Gore.

No solamente Gore fue el hombre número dos en la administración Clinton,
sino que fue explícitamente puesto a cargo de todos los asuntos
ambientales, domésticos e internacionales. Así que difícilmente puede
haber sido ajeno a la decisión de la administración de no firmar el
Protocolo. El pudo haber dicho algo, pudo haber protestado públicamente.

Algunos han defendido esta inacción, señalando que el Congreso era
entonces controlado por la ultraderecha republicana. La Constitución de
Estados Unidos establece que la república entra a tratados
internacionales sólo con la aprobación del Congreso.  En las elecciones
congresionales de 1994 los republicanos quedaron en control de la rama
legislativa. Bajo el liderato del diputado Newt Gingrich, los
republicanos emprendieron una agenda de destrucción, su objetivo era
maniatar a la administración Clinton Gore y obstruir todas y cada una de
sus iniciativas. En julio de 1997 el Senado aprobó 95-0 la infame
resolución Byrd-Hagel, la cual repudia el Protocolo de Kyoto. Se repitió
lo ocurrido tras el fin de la primera guerra mundial, cuando el entonces
presidente Woodrow Wilson quiso ingresar el país a la Sociedad de
Naciones pero la oposición congresional se lo hizo imposible.

Al parecer entonces, Clinton y Gore estaban exonerados por su falta de
acción. Pero cualquier persona con alguna familiaridad con la política
como actividad humana sabe que existe algo llamado liderazgo. Esa es una
cualidad que se resalta especialmente en momentos de adversidad extrema.
Clinton pudo haber firmado una orden ejecutiva para meter el país en el
Protocolo. La Constitución provee tal prerrogativa al presidente, aunque
de forma limitada. Tal acción no sería sin precedente. Después de todo,
presidentes republicanos han hecho eso con frecuencia pasmosa y por lo
general se han salido con la suya. De haber firmado una orden ejecutiva,
la administración por lo menos se hubiera ganado la confianza del sector
ambientalista. Hubiera sido una batalla digna, pero el dúo Clinton Gore
ni siquiera trató. ¡Vaya liderazgo!

Los republicanos nunca han usado la oposición demócrata como excusa para
no cumplir con su agenda, pero los demócratas están acostumbrados a usar
la oposición republicana como excusa para romper sus promesas y
traicionar sus compromisos.

Es ilustrativo contrastar esta actitud sumisa y resignada con la recia y
viril batalla que Clinton y Gore emprendieron en 1993 para lograr la
ratificación del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLC) a como
diera lugar. Lucharon con diente y garra en contra de la oposición, que
consistía de sectores progresistas, sindicalistas y ambientalistas, y
legisladores de su propio partido. Gore estuvo a cargo de exterminar la
oposición ambientalista, encomienda que aceptó gustosamente. Para
apaciguar ese sector, propuso que el TLC incluyera un acuerdo paralelo
que atendería cualquier daño ambiental directamente causado por el Tratado.

La gran mayoría de los grupos ambientales, incluyendo Sierra Club,
Greenpeace y el movimiento de justicia ambiental, identificó el
ofrecimiento como una trampa, como una medida insignificante que apenas
haría mella contra el nefasto impacto ambiental que tendría el TLC. Sin
embargo, siete grupos rompieron filas, aceptaron la oferta y se lanzaron
de lleno a la campaña en pro del Tratado, desatando así un combate
fraticida. Estos grupos, apodados "Los Siete Sinverguenzas" (The
Shameful Seven), incluyeron a EDF, NRDC y World Wildlife Fund. Con su
ayuda, Gore pudo argumentar que el movimiento ambientalista apoyaba el
TLC, y que por lo tanto no sería malo para el ambiente.

Ver texto completo:   http://alainet.org/active/19788&lang=es

jueves, septiembre 20, 2007

La agitación política no declina

Ecuador

La agitación política no declina

Por: Guido Proaño A. / Periódico Opción

 

Analizar el desarrollo de los acontecimiento políticos en el Ecuador es apasionante y entusiasmador; por su puesto, dependiendo de la orilla desde la que se mira. Quienes en el país han estado acostumbrados a ser los "generadores de opinión" no ven con buenos ojos lo que ocurre, se retuercen y muestran desesperación. Sienten que la corriente les viene encima.

 

Los meses precedentes se caracterizaron por su conflictividad, por la agudización de las contradicciones políticas y sociales, fenómeno alimentado con algunas acciones y medidas adoptadas por Rafael Correa desde que asumió la Presidencia de la República. Haber puesto en la picota a los banqueros corruptos o a los grandes medios de comunicación; sacar del país al representante del Banco Mundial y frenar la ingerencia del FMI en los asuntos internos del país, entre otros aspectos, no pueden sino polarizar a la sociedad ecuatoriana entre defensores y opositores de estas medidas. Lo sobresaliente es que la mayoría de ecuatorianos aprueba aquello, alienta al Presidente y espera que avance más.

 

El lloriqueo y lamento de la oligarquía y sus portavoces por la polarización y división entre ecuatorianos tiene y no tiene razón. La tiene en tanto se muestran con claridad y más distanciadas las posiciones políticas de unos y otros, lo que resulta bueno porque se achica el margen de acción para el engaño, al que siempre ha acudido la derecha para tener de su lado a amplios sectores de la población; pero no tiene razón porque división no necesariamente significa partición en segmentos iguales o cercanamente iguales: ahora su contingente es minoritario. Por eso patalean.

 

El proceso electoral en curso expresa y es un alargamiento de ese fenómeno, y posee un elemento inédito: la tendencia democrática, progresista y de izquierda es mayoritaria, crece y se afirma, mientras la derecha y el denominado centro han perdido espacios; por vez primera van como fuerzas minoritarias –y con la moral baja- previéndose su derrota en las elecciones del 30 de septiembre.

 

La estrategia de la derecha no es un secreto; su participación en las elecciones es obligada, porque no hacerlo tiene un costo mayor que aparecer como perdedora, sus nichos de influencia habrían sido mayormente afectados con la dispersión, al quedar a merced de la acción de otras fuerzas. Su decisión es desconocer las resoluciones que adopte la Constituyente, sabiendo que serán minoría.

 

Han trabajado para allanar ese camino, utilizando las encuestas a fin de deslegitimar la representatividad de los futuros asambleístas, argumentando que la mayoría de ecuatorianos no conoce a los candidatos y no sabe por quien votar. Esto último no es cierto: podrán no ser conocidos todos los candidatos, pero la mayoría votará por los exponentes de la tendencia progresista y de izquierda que tiene en Rafael Correa a su principal exponente, sufragará a favor de los más consecuentes exponentes de los principios de la tendencia y de las aspiraciones populares, reconocimiento ganado en años de acción política y no en una campaña electoral tan corta.

 

Jaime Nebot no ha tenido reparo alguno en dejar al descubierto que desconocerán a la nueva Constitución, así sea aprobada mayoritariamente en un referéndum. El secesionismo oligárquico una vez más se pone a flote, con el cansón estribillo de hacer autonomía al andar, y seguramente inspirándose en la experiencia de la oligarquía cruceña en Bolivia, que también quiere dividir a ese país.

 

Eso advierte que el futuro inmediato y mediato será aún más agitado. La misma Asamblea Constituyente será escenario de agudas confrontaciones políticas (y objeto de bombardeo político por parte de la gran prensa), no obstante la certeza que la tendencia progresista y de izquierda alcance la mayoría, pero la derecha hará todo lo posible para impedir su trabajo y verá la forma de mediatizar el contenido de sus resoluciones. Para eso, lamentablemente, hay el riesgo de que algunos potenciales asambleístas de PAIS le hagan el juego, al no estar afirmados en la política de la tendencia, por provenir de sectores centristas unos, y, otros, hasta hace poco ser contrarios a ella.

 

Dos elementos aseguran que la Asamblea dé origen a una Constitución que sea el cimiento para la patria nueva: la movilización popular constante en Montecristi y en todo el país; y, que en ella estén los más consecuentes y firmes exponentes de la tendencia.

 

Un Ecuador agitado y movilizado es la perspectiva, por eso decimos que apasiona y entusiasma analizar lo que ocurre en el país; sobre todo porque el pueblo va ganando la iniciativa.