Por: Guido Proaño A. / Periódico Opción
Quito – Ecuador 17- 04- 07
Una nueva victoria política de los pueblos del Ecuador se refrendó el pasado 15 de abril en la consulta popular que aprobó la realización de la Asamblea Constituyente. La victoria fue contundente, el ochenta y dos por ciento de votantes dijo SÍ al cambio y NO a la derecha reaccionaria.
En estos meses la gran burguesía ha sufrido golpe tras golpe: el 26 de noviembre perdió las elecciones presidenciales, luego fue derrotada en su pretensión de impedir la realización de la consulta popular y, casi inmediatamente, perdió la mayoría que le garantizaba el control político y administrativo del Congreso tras la destitución de cincuenta y siete diputados. El pasado domingo triunfó el SÍ y ahora se espera que las fuerzas de izquierda, democráticas y progresistas alcancen la mayoría en la Asamblea Constituyente para que ésta pueda expedir una carta política que contenga los parámetros generales que den paso a los cambios anhelados por los pueblos del Ecuador.
Los resultados de la consulta muestran el crecimiento y la calificación de la corriente democrática, progresista y de izquierda que llevó a Rafael Correa al gobierno y que ha pugnado todo este tiempo por la realización de la Constituyente. Su contingente electoral es mayor al que en la primera vuelta presidencial sufragó en conjunto a favor de Correa y de las candidaturas que representaban a la izquierda (Luis Villacís del MPD y Luis Macas de Pachakutik); son más de cinco millones trescientos mil ecuatorianos y ecuatorianas que han votado para poner fin a una Constitución de corte neoliberal, aprobada en 1997 por quienes ahora levantaron la tesis del NO.
La calificación de la tendencia es mayor si se tiene en cuenta que resistió y sobrepasó la agresiva campaña anticomunista lanzada por la derecha, de manera particular la realizada por la Democracia Cristiana del ex presidente Osvaldo Hurtado, y por el Movimiento Libertario, creado ex profesamente para esta campaña. A la usanza de las operaciones impulsadas por la CIA en los años sesentas y setentas, en las que difundía el miedo al comunismo porque estatizaría las tierras o instauraría la violencia dictatorial, la derecha quiso cosechar votos que no los encontró. Fracasó su plan que preveía deslegitimar la convocatoria a la consulta sobre la base de tener una votación algo superior al veinte por ciento a favor del NO, porcentaje al que ni siquiera se acercó.
La Democracia Cristiana trabajó para convertirse en el referente ideológico y político de la derecha; actuando como punta de lanza de la reacción esperaba atraer a su lado electores de la derecha, particularmente del social cristianismo y del PRIAN, partidos que se encuentran fuertemente afectados por los diversos acontecimientos políticos acaecidos en estos últimos meses y más aún después de estos resultados. Situación similar ocurre con Sociedad Patriótica de Lucio Gutiérrez, que por más esfuerzos realizados para esconder su verdadera conducta política, no pudo ocultar que trabajó a favor del NO.
Se impuso el anhelo de cambio; triunfaron los trabajadores, los pueblos del Ecuador, las organizaciones de izquierda, progresistas y democráticas, pero bien puede decirse que la victoria del pasado domingo apenas marca el punto de partida para una nueva y más importante batalla: la Asamblea Constituyente. Ahora se debe asegurar que vayan a ella representantes que garanticen la aprobación de una carta política progresista, que dé lugar a la apertura de un período y un proceso de transformaciones profundas y en todos los campos. Diversas organizaciones políticas y sociales contribuyeron al triunfo del SÍ y ellas deben ser la base para la estructuración de listas unitarias que lleven a los mejores exponentes de la tendencia de izquierda a la Asamblea. Mal hace el Ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, en cerrar la posibilidad de acuerdos entre esas fuerzas con Alianza Pais para estructurar listas unitarias, como declaró al día siguiente de la consulta en ECUAVISA y en otros medios de comunicación. El exclusivismo puede llevar al debilitamiento y dispersión de la tendencia, de lo que aprovechará la derecha, que ya estará preparando nuevas patrañas para llegar a la Constituyente. No debe olvidarse que la unidad es fuerza y que la derecha aún está con vida.