lunes, marzo 20, 2006

UNA NUEVA EXPRESIÓN DE LA CRISIS POLÍTICA

Editorial del semanario En Marcha. Edición 1310


Si por algo es conocido el país en el contexto internacional, se debe a las agudas manifestaciones de la crisis política, que con características específicas se presenta en uno y otro momento; pero dada la gravedad de los problemas existentes y la rápida secuencia de una crisis a otra, aparece como una sola e irresoluble. De hecho, la burguesía aqueja lo que han calificado como “crisis de gobernabilidad”.

En estos días asistimos a un nuevo momento crítico en la vida del país, en el que el protagonismo fundamental tienen los pueblos del Ecuador, que han optado por la lucha callejera y de masas, como mecanismo de expresión política. La realización de paros en varias provincias por sus reivindicaciones materiales particulares, coincidentes con las acciones que el movimiento indígena despliega particularmente en la zona central y norteña de la serranía para manifestar su rechazo a la suscripción del TLC y demandando la caducidad del contrato que el Estado mantiene con la Oxy, y las acciones que otros sectores, particularmente, los estudiantes secundarios y universitarios empujan con similares bandera, muestran a un país convulsionado, a un pueblo levantado y a un gobierno arrinconado.

Señalar que el gobierno de Alfredo Palacio acusa debilidad no es nada nuevo, pero es un hecho que en estos días su fragilidad es mayor. El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, la semana pasada, tuvo que hacer público el respaldo al presidente, pronunciamiento que deja en claro dos aspectos: la crisis política puso en riesgo su permanencia; o, hay sectores que, aprovechando el momento político, buscan tumbar a Palacio. Se conoció también, en estos días, que Palacio habría manifestado su decisión de renunciar, lo que confirma la inestabilidad gubernamental. Conciente de las flaquezas de la institucionalidad, llamó a defender los pequeños resquicios que de ella perviven.

Pero a su vez, el pronunciamiento de las Fuerzas Armadas no es más que el eco de los deseos y órdenes de la embajada yanqui, que quiere rápidamente que el Ecuador suscriba el TLC, y rápido significa con este gobierno. En esa línea actúa también la oligarquía que, mostrando su condición antipopular y servil al imperialismo, clama por la firma del TLC.

El movimiento popular en contra del TLC y la Oxy cobra fuerza, no es solo el movimiento indígena el que se expresa de esa manera. Los estudiantes secundarios y universitarios desplegaron combativas acciones de lucha, por los mimos motivos, durante dos semanas en el mes de enero, la huelga declarada por los trabajadores el 8 de marzo tuvo en su plataforma dichas exigencias. Es evidente que la protesta se va generalizando, y al calor de ella la represión aumenta también. El Ministro de Defensa, Osvaldo Jarrín, no solo se mostró amenazante ante las cámaras de TV, sino que sus hombres han arremetido con salvajismo en Napo, Sucumbíos y contra las acciones de estos días.

Es al calor de estas acciones de protesta que el movimiento popular ecuatoriano debe forjar la unidad, porque evidentemente hace falta coordinación. Los exclusivismos deben quedar a un lado, para construir un solo frente que haga retroceder las pretensiones de la burguesía y el imperialismo.