A escasos días de las elecciones del 26 de noviembre, se observan pocos cambios en la campaña de Álvaro Noboa, mientras que por el lado de Rafael Correa hay algunos que llaman la atención.
Noboa insiste en comprar la presidencia con ofrecimientos demagógicos, regalando camisetas y dinero por donde va y dando "circo" a quienes asisten a sus concentraciones, esperanzados en sacar algo de ellas. El candidato del PRIAN rebaja a sus electores a la condición de mendigos que corren desesperados tras las camionetas en busca de un pan o algo para vestir. Se trata de un espectáculo que han acostumbrado también hacerlo otros candidatos de la oligarquía como los del PSC o del PRE.
Aunque se han cuidado mucho en oficializar públicamente, los partidos de derecha como el Social Cristiano, Sociedad Patriótica, el PRE caminan con Noboa por la coincidencia ideológica y política y, en general, la más rancia oligarquía apuesta a esa candidatura, anhelando lograr su tan ansiada gobernabilidad, que no es otra cosa que un régimen que favorezca plenamente los intereses de las clases dominantes en medio de un control y represión al movimiento popular.
Por el lado de la candidatura de Rafael Correa, no está demás recordar que éste llegó a la segunda vuelta, fundamentalmente, por la acogida que tuvo el planteamiento de la Asamblea Constituyente, su oposición a la firma del TLC, así como el rechazo a la participación de Ecuador en el Plan Colombia y a la presencia de tropas yanquis en Manta. Con ese discurso ganó un electorado interesado en alcanzar un cambio social, en llevar adelante una reforma que golpee a los grupos políticos que se han turnado en el ejercicio del poder desde Carondelet. Sin embargo, en esta segunda ronda electoral Correa apunta mal, pues, erróneamente pretende competir en el terreno impuesto por el candidato del PRIAN. Si la oligarquía acude a la desesperación popular para conquistar su voto, ofreciendo casas, empleos y más cosas, sabiendo que no lo va cumplir, el candidato de Alianza País, no puede, no debe caer en lo mismo, buscando diferenciarse únicamente por el número de viviendas a construir o por el monto al que llegará un bono o un préstamo. Si Correa persiste en esa campaña va a borrarse el límite que diferencia a su candidatura que ha sido calificada como exponente de la izquierda, de la candidatura del derechista Álvaro Noboa.
Importantes sectores populares, de izquierdistas que no votaron por Correa en la primera vuelta, han decidido hacerlo justamente por que se presentó como una opción de cambio y como una oportunidad para frenar a la derecha; pero esos sectores no solo esperan que Correa mantenga su discurso de la primera fase electoral, sino inclusive que pueda radicalizare en algunos aspectos. El pueblo quiere cambios profundos; está cansado de ser objeto de burla y espera que Correa cumpla con su palabra.