lunes, octubre 27, 2008

Equivocada respuesta de Correa

Equivocada la reacción de Rafael Correa frente a la movilización de los estudiantes secundarios, como negativa es la actuación del Ministro de Educación, Raúl Vallejo, que deliberada y malintencionadamente ha retrazado la entrega de un carné estudiantil que él, personalmente, se comprometió hacerlo hace dos años.

El rechazo de los estudiantes secundarios a la pretensión de los monopolistas del transporte de elevar las tarifas y el reclamo para que se cumpla con la entrega del carné estudiantil son acciones por demás justas. Con esa actitud no hacen otra cosa que combatir a un sector (los monopolistas del transporte) que tradicionalmente se ha identificado con el socialcristianismo y ha mantenido posiciones antipopulares; al mismo tiempo luchan por precautelar la economía de los hogares populares, afectada por la escalada alcista en el costo de la vida que no ha podido ser controlada por el gobierno central.

En una conducta que expresa madurez política, los dirigentes de la FESE han sabido distinguir claramente los blancos de su lucha, sin ubicarse en el plano de una fuerza de oposición al gobierno, como ha sido la pretensión de la derecha que, a su vez, hace esfuerzos por mostrar un supuesto quebranto o ruptura al interior de la tendencia democrática y progresista que apoya al gobierno, de la que los dirigentes estudiantiles reivindican ser parte. Sin embargo, Correa no actúa en correspondencia con aquello y ha pedido la expulsión de 16 estudiantes, entre ellos dos dirigentes de la FESE. El Presidente equivoca al no distinguir el derecho que tiene cualquier sector popular a demandar la atención de sus reivindicaciones y necesidades, de la provocación que puede surgir desde la derecha o de otro sector que busque torpedear el proyecto político en curso. El movimiento estudiantil secundario no responde a la política de la derecha, es, por el contrario, una fuerza que combate por el cambio motivada por visiones progresistas y antioligárquicas.

No es incompatible la movilización popular con la presencia de un gobierno democrático; todo lo contrario, es una necesidad para recordar o afirmar en él su razón de ser y, en otros casos, indispensable para mostrar a los enemigos del pueblo en dónde radica la fuerza del proyecto. Tal como han señalado los dirigentes estudiantiles, Correa debe pedir cuentas al Ministro de Educación por su actitud negligente en el tema del carné estudiantil y no debería mostrar una faceta que, en este caso, no le diferencia de gobiernos anteriores. Más aún, ninguno de los precedentes se atrevió a solicitar expulsión de estudiantes, en una lucha que viene desde hace cinco años.

Así como los estudiantes secundarios demandan atención a sus reivindicaciones, lo hacen también los universitarios en el tema de la gratuidad de la educación superior, los obreros en relación a la aplicación plena de ley que pone fin a la intermediación laboral o los pequeños comerciantes respecto a su derecho al trabajo. Es evidente que el gobierno tiene mucho que hacer por mejorar las condiciones de vida del pueblo y éste tiene derecho a hacerlo notar, para lo cual debe que elevar su voz. Los estudiantes secundarios han sacado una importante lección de la jornada del 16 de octubre: aún en condiciones de un gobierno democrático y progresista, la lucha es necesaria para que se atiendan los derechos; de no haber sido por ella no hubieran conquistado su carné, ni se hubiera frenado la pretensión de los transportistas. Lección válida para todo el pueblo.