Editorial del semanario En Marcha Edición 1411, 16 de julio 2008 La incautación de los bienes del grupo Isaías era una medida exigida y esperada por el pueblo ecuatoriano; varios gobiernos serviles a la oligarquía evitaron en los años pasados castigar a ese y a otros grupos económicos, responsables y beneficiarios del nefasto feriado bancario producido el año 1998. Bien por la medida, pero debe generalizarse a todos los banqueros corruptos que hasta ahora se han burlado de miles de ecuatorianos y disfrutan de sus riquezas en el extranjero. Por años la burguesía ha hecho y deshecho lo que le ha dado la gana; se ha aprovechado de las riquezas del país y de los recursos del Estado, ha elaborado leyes a su favor y las ha pisoteado cuando ha querido, ha hipotecado el Ecuador a los intereses del capital extranjero, en fin Ahora se ha dado un duro golpe a una facción burguesa que extendió sus tentáculos en el sector financiero, petrolero, agroindustrial, inmobiliario, telecomunicaciones, etc. a través de más de ciento noventa empresas. Varios estudios ubican al grupo Isaías como uno de los diez más grandes grupos económicos del país. Asustada la burguesía por el precedente creado y poniendo en segundo plano las pugnas interburguesas- ha respondido con un discurso bastante escuchado en los últimos meses: se ha violentado la libertad de expresión, se trata de persecución política, grita, esperanzada de esconder sus corruptelas tras inexistentes violaciones a derechos políticos fundamentales. Aquí no existe ninguna violación a la manoseada libertad de expresión y menos persecución política; se ha producido una acción legítima en contra de un grupo de delincuentes de cuello blanco que estafaron a miles de ecuatorianos y tienen deudas con el Estado que superan los 600 millones de dólares. La medida adoptada por Lícita es también la clausura de Industrial Molinera, del oligarca Álvaro Noboa, por evadir el pago de impuestos; justificada es la clausura de Radio Sucre por las deudas que mantiene y por la ilegal utilización de una frecuencia caducada en su conseción. Aprovechándose de la necesidad y angustia de los trabajadores de esas empresas, la burguesía los ha puesto al frente en el reclamo demandando su estabilidad laboral. Justo pedido que ha sido garantizado por el gobierno. Pero, ¿desde cuándo preocupa a la burguesía el bienestar de los trabajadores, a los que todos los días explota? No ha podido la oligarquía alborotar cuanto quería, porque la medida de Duro con la oligarquía es el grito de los pueblos del Ecuador. Se ha afectado a un sector de las clases explotadoras, pero no olvidemos que éstas aún son dueñas del poder. |