El sistema de franjas electorales -que no se inaugura en este proceso- se supone sirve para poner en igualdad de condiciones la participación de todas las fuerzas políticas actuantes, sin embargo, cuando se torpedea su aplicación se atenta contra ese propósito. Es cierto que con ellas se limita el derroche de inversión que los partidos de la oligarquía estaban acostumbrados realizar para enajenar al electorado y sacar provecho. Partidos como el PRIAN, la ID, la UDC o PSC estaban acostumbrados a facturar millones en spots de tv, cuñas radiales o anuncios de prensa, lo que ahora no pueden hacerlo, sin que ello signifique que todos los partidos estén en igualdad de condiciones para competir en estas elecciones.
Hay, a más de las franjas publicitarias financiadas por el Estado, un monto de recursos para invertir en otros ámbitos que, siendo supervisado por el CNE, es fácilmente burlado por los partidos de derecha, como ocurrió en las pasadas elecciones con el PRIAN sin que se pueda ejecutar sanción alguna, de tal forma que allí empiezan ya las diferencias.
Pero más que ello está el control que la burguesía tiene de los grandes medios de comunicación, que cumplen el papel de “generadores de opinión” a favor de los planteamientos y de las candidaturas de la derecha. Basta mirar cómo los candidatos burgueses recorren por los sets de televisión de las cadenas nacionales o aparecen en destacados reportajes de la prensa escrita para entender que no hay igualdad de participación política electoral.
La democracia burguesa siempre cerrará los espacios de participación política para las fuerzas populares, para las organizaciones de izquierda revolucionaria, de manera que esa supuesta equidad o igualdad de oportunidades es una farsa.
Por ello para las fuerzas revolucionarias, aprovechando adecuadamente lo que por presión popular se ha conseguido para frenar en algo el derroche económico de la derecha, lo fundamental en esta campaña es llegar de manera directa a los sectores populares para hacer conocer la propuesta programática nacional y local, debatir con ellos nuestros puntos de vista y tender nexos para que su adhesión a nuestros planteamientos llegue al nivel de convertirse en reproductores de nuestra acción, en militantes de la lucha por la patria nueva.