viernes, diciembre 04, 2009

La derecha quiere tomarse las calles

Editorial del semanario En Marcha

Tras un período en que la derecha desarrolló la oposición al gobierno a través de pronunciamientos verbales, con la acción de sus asambleístas en sus curules y principalmente por intermedio de los grandes medios de comunicación, ahora suma el camino de la confrontación directa con la presencia de masas en las calles. Eso revela las concentraciones efectuadas la semana pasada en Guayaquil y Quito para oponerse al proyecto de Ley de Comunicación que se discute en la Asamblea Nacional, en las que Carlos Vera apareció como su inspirador.


La derecha actúa ahora de esta manera con el propósito de aprovechar el descontento existente en importantes sectores de nuestro pueblo debido al alejamiento gubernamental de propuestas y ofrecimientos trascendentales que los trabajadores y el pueblo aspiran sean aplicados para que se cristalicen los cambios económicos, políticos y sociales por los que han luchado durante varios años. Hace pocas semanas nuestro país fue escenario de una gran movilización social de protesta, pero de un reclamo proveniente desde el lado de los sectores populares, con posiciones progresistas y de izquierda y con el interés de que el proyecto político no cambie de rumbo y las aspiraciones populares no sean burladas; la movilización social por la que trabaja la derecha tiene el propósito de enfrentar cualquier elemento de cambio progresista y se propone precautelar sus intereses económicos y políticos.


A la par de este paso dado por la derecha se observa también un recrudecimiento del discurso anticomunista. ¡El peligro del comunismo se cierne en el país! gritan con insistencia los políticos y medios de comunicación de la burguesía, en una ofensiva que por cierto desnaturaliza lo que en realidad es el socialismo y el comunismo y tiene como propósito atemorizar a nuestro pueblo bajo el manido argumento de que se prevé acabar con la propiedad individual, separar a los hijos de sus padres o terminar con toda forma de libertad democrática. Viejo argumento presentado por la burguesía cuando ésta ha constatado que las ideas progresistas y de izquierda ganan terreno en la conciencia de los pueblos.


No pueden ponerse en el mismo plano las acciones de protesta de los sectores que, desde una posición de independencia política, realizan para empujar el proyecto de cambio hacia adelante, con las que quieren restablecer a plenitud el modelo neoliberal abiertamente rechazado por nuestro pueblo. Los sectores populares tienen la obligación de continuar su movilización mientras sientan afectadas sus aspiraciones y derechos, para exigir que el gobierno cumpla con sus ofrecimientos e inclusive vaya más allá, de manera que se pueda hablar de la realización de verdaderos cambios en el país. En ese camino nuestro pueblo debe aprender a diferenciar la naturaleza de la acción política de unos y otros sectores para que no sea instrumento de la derecha y, por el contrario, cumpla en los hechos la función de palanca fundamental en los procesos de cambio social.