Por: Guido Proaño A. / Periódico Opción
22 - 03 - 07
De la cumbre al despeñadero. Así podría graficarse la ruta seguida por la oposición de derecha desde enero hasta marzo. Al iniciar la gestión del actual período parlamentario, el PRIAN, Sociedad Patriótica, el PSC y la UDC pensaron que con la mayoría alcanzada en el Congreso podrían hacer lo que les daba la gana, obstruir la gestión gubernamental de Rafael Correa y, de manera principal, la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Mas, efímera resultó esa mayoría y grande el golpe político que recibió en estos días.
La arrogancia y prepotencia oligárquica les hizo pensar que barrerían con todo cuanto se ponía delante o cuanto creían necesario demoler, pero el remolino los devoró. Acostumbrados a pisotear leyes, reglamentos y más, no repararon en la respuesta que desataría sus actos y cometieron graves errores políticos, de los que muchos acusan a Lucio Gutiérrez como principal responsable. En todo caso actuaron al unísono y bajo una misma voz de mando. Si fue Álvaro Noboa, Lucio Gutiérrez o Jaime Nebot el dueño de la batuta es tema secundario.
Lo cierto es que el desenlace de la crisis política de estas semanas vino con un duro golpe a la derecha que ha perdido posiciones e incrementado su desprestigio. Los partidos más afectados son el PRIAN y Sociedad Patriótica, al perder el mayor número de diputados, pero los efectos sentirán todos, pues, sus principales cuadros y voceros en el Congreso ahora tendrán que hacer de críticos desde sus oficinas particulares.
El PRIAN y Sociedad Patriótica trabajaban por convertirse en la cabeza de la oposición, apoyándose en la capacidad de maniobra que su bloque parlamentario les otorgaba. Ahora las cosas cambian, han perdido el terreno de acción y se advierte un giro hacia Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil, quien tomaría el relevo. El PSC tiene ventaja sobre los otros partidos de derecha, al mantener el control político de la ciudad más poblada del país.
El lanzamiento oficial de Nebot en su nuevo papel lo hizo con la concentración del pasado 15 de marzo, convocada por el municipio porteño y las cámaras empresariales. Viejo zorro como es Nebot, durante los días de la reciente crisis política hizo esfuerzos por no mostrarse comprometido con la resolución del Congreso que sustituyó al Presidente del TSE, a la que hasta criticó como inconstitucional; en los mismos términos calificó a la destitución de los cincuenta y siete ex diputados. Su olfato político le llevó a ponerse del lado de la consulta y la Constituyente, o al menos así proclamó en la mencionada concentración, en la que además esbozó lo que serían los ejes se su accionar al frente de la oposición. Sin embargo, otros dirigentes social cristianos hacen campaña en contra de la Constituyente.
Ante todo resalta el contenido anticomunista del discurso Nebot –y de toda la derecha-, que pone a la economía de mercado como alternativa frente al socialismo que, supuestamente, levanta Rafael Correa. También destaca el interés por atizar el viejo regionalismo al que las clases dominantes han acudido de tiempo en tiempo para conquistar el apoyo del pueblo, y en el que hoy deslizan la eventual separación de Guayaquil si sus intereses son afectados (no los de la ciudad, sino los de la burguesía que se siente dueña de aquella y de la provincia). Resulta fácil advertir que la oposición socialcristiana se atrincherará en Guayaquil y manipulará el “guayaquileñismo”, las necesidades materiales de la población y la provincia, para lanzarla a la protesta por rentas, transferencias económicas o delegación de funciones, como ya se ve.
Se ha amainado la crisis política de estas semanas, pero la crisis política general que vive el país persiste, si ha bajado la intensidad de la contradicciones políticas es de manera transitoria y circunstancial; la derecha sale golpeada pero no aniquilada, y no se quedará en sus cuarteles esperando que otros den batalla en una guerra que tienen jurada. Persistirán por muchos lados, desde las acciones legales hasta el intento de movilizar masas, como ya lo experimentaron en Guayaquil. Los voceros de la derecha hablan insistentemente de que vivimos una copia del proceso político venezolano; lejos de ser cierto, delatan que se encuentran estudiando la experiencia de la oposición venezolana (los escuálidos) para no cometer los mismos errores.
El Congreso funciona nuevamente y con nuevos diputados que vienen de las mismas tiendas políticas de oposición, y aunque se hayan apartado de ellas para asumir sus funciones y formar el denominado “Bloque de Dignidad”, debe tenerse presente lo que dice nuestro pueblo: “dime con quien andas y te diré quién eres”. Así podemos colegir las mañas que muchos de ellos tendrán.
Resultarían incompletas estas notas si no se destaca el papel jugado por distintas organizaciones populares. La movilización de masas, constante desde el mes de enero para afirmar la convocatoria a la consulta y a la Asamblea Constituyente, es uno de los factores que impidió que la prepotencia oligárquica se consumara y contribuyó de manera decisiva para la que la balanza se inclinara por la salida definitiva de los ex diputados y en pro de la consulta popular. No se crea que los nuevos diputados vienen con ese aval popular.