Por: Guido Proaño A. / Periódico Opción
Quito - Ecuador (8 – 03 – 07)
Quien en Ecuador se dedica al análisis político –o como ahora prefieren decir, a la politología- tiene bastante trabajo y pocas posibilidades de acertar en sus proyecciones mediatas, debido a la rapidez como se producen los movimientos y acontecimientos políticos que dejan huella. El que se distrae pierde el rumbo y queda fuera de foco. En un solo día pueden producirse –y de hecho así ha ocurrido en varias ocasiones- sucesos que generan virajes o, en otros casos, crean grandes expectativas de ello.
El pasado 5 de enero se instaló el actual Congreso con una clara mayoría de derecha constituida por el Partido Social Cristiano, Sociedad Patriótica, el PRIAN y la Unión Demócrata Cristiana, opositora abierta al gobierno de Rafael Correa y de manera particular al planteamiento de convocar a la Asamblea Constituyente. Pocos días después el país conoció que Sociedad Patriótica abandonaba ese bloque y se adhería al llamado a la Constituyente, no obstante dos o tres días antes haber expulsado de sus filas y concomitantemente descalificar a la esposa de Lucio Gutiérrez como diputada y a otra representante de la provincia de Manabí, por expresar su acuerdo con la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Ese viraje de Sociedad Patriótica hacía pensar que la convocatoria a la Asamblea se efectuaría sin dificultad alguna al cambiar la correlación de fuerzas en el parlamento a favor de las “constitucionalistas”. La derecha se sentía desgraciada, el poder de su bloque, la empaquetadora como fue calificada por su demoledora capacidad para hacer lo que a bien pensaban, estaba anulada pero… una vez más las cosas cambiaron. Sociedad Patriótica logró captar la presidencia del Tribunal Supremos Electoral, con el apoyo de los vocales de la Izquierda Democrática, de la RED, del Partido Socialista y el suyo propio y tras ello volvió al bloque de la derecha.
Dos meses pasó el país centrado su atención en los debates y acciones producidas en el Congreso, en el TSE y con la acción popular en las calles, para impedir la Constituyente, unos; y, otros para forzar su convocatoria. La presión popular obligó al Congreso que apruebe la convocatoria a la consulta popular sobre la realización de la Constituyente, pero los diputados tuvieron el cuidado de poner límites a esa Asamblea y garantizar seguridades a su permanencia en sus puestos, de cara a la fuerza que cobra el planteamiento de que los diputados se vayan a sus casas.
El parlamento se convirtió en blanco de críticas y movilizaciones populares de rechazo, por lo que trasladaron el conflicto al TSE, donde la derecha también tiene mayoría… o la tenía. El propósito era continuar dando largas al asunto, pero ahora en otro escenario. Sin embargo algo ocurrió puertas adentro de Sociedad Patriótica y Jorge Acosta, Presidente del TSE y vocal designado por ese partido, se salió del libreto y con su votó se oficializó para el 15 de abril el llamado a la consulta popular sobre la convocatoria a la Asamblea Constituyente y sin las condiciones impuestas en la resolución del Congreso.
“Ardió Troya”, la derecha entendió el duro golpe que recibía porque es conciente que el SÍ ganará abrumadoramente en la consulta y su presencia en la Constituyente será pequeña. El boicot a la consulta y a la Constituyente debía continuar y para ello se plantearon desconocer la resolución del TSE y enjuiciar políticamente a los vocales que votaron por dicha resolución, lo que debe esperar algunas semanas para su oficialización y ejecución. Lo urgente fue inventarse una resolución de sustitución del presidente del TSE por su vocal alterno, militante de Sociedad Patriótica, para recuperar la mayoría. Los cuatro vocales que aprobaron la consulta, en respuesta, resolvieron la destitución de los 57 diputados que votaron por la sustitución del presidente del TSE y la suspensión de los derechos políticos por un año, acusándolos de violar la Ley Electoral. Por supuesto, los diputados no acatan esta decisión.
El gobierno oficializó el respaldo a la resolución del TSE y ordenó la noche de miércoles 7 que la Policía Nacional rodee el edificio donde funciona el Congreso Nacional para impedir el ingreso de los diputados destituidos. A su vez, varias organizaciones populares como el Frente Popular y organizaciones políticas como el MPD y Pachakutik también han expresado su apoyo a la resolución del TSE y anuncian movilizaciones populares.
Todo esto muestra un conflictivo escenario político. Hay otros elementos que actúan también como la decisión dar paso a la creación de una nueva provincia en la Península de Santa Elena, que la derecha socialcristiana rechaza al sentirse afectada tanto desde el punto de vista político como económico por los intereses que en la región tiene. Lo cierto es que el país vive en medio de una aguda crisis política, en medio de una aguda confrontación entre la derecha que se opone a la adopción de cambios que dejen de lado el modelo neoliberal ejecutado estas últimas dos décadas y el pueblo y las fuerzas progresistas –en las que se encuentra el gobierno- que quieren una constituyente para crear un estatuto jurídico que de lugar a un nuevo Ecuador.
A la derecha le interesa generar un ambiente de “inseguridad jurídica”, de las denominadas “pugnas” entre los poderes del Estado para crear un ambiente que supuestamente justifique más adelante alguna aventura golpista. Ya hablan de que vivimos una dictadura.
Correa ha tenido el acierto de enfrentar a la derecha, pero de no ser por la movilización popular desarrollada en estos dos meses, el Congreso todavía estaría jugando con el tema de Constituyente en condiciones ventajosas para ellos. Ahora la consulta está convocada y no hay paso atrás.
Pero el gobierno también ha cometido errores; creyó que Sociedad Patriótica levantaba las banderas consitucionalistas por buena voluntad, cuando los hechos demuestran su oposición. El Ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, cuando Sociedad Patriótica supuestamente abandonaba el bloque de derecha, en tono airoso señaló que no quieren el choque de trenes y que habían evitado que se produzca. Error. El choque se da a diario entre el pueblo y la oligarquía, y eso deben entender quienes aún animan esperanzas en que el consenso permitirá salir de la crisis sin sobresaltos.
El factor dinámico que permitirá que la crisis se resuelva a favor de la convocatoria a la consulta y a la constituyente es la movilización popular, eso ha quedado demostrado en estos dos meses, y con esa acción será posible frenar las maniobras de la derecha. No hay que tener miedo a la expresión popular en las calles; sí debería preocuparnos si este se mantiene alejado del acontecer político.