viernes, julio 15, 2011

Declaración Final del XV Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina

El mundo continúa estremeciéndose como resultado de la crisis económica del sistema capitalista que estallara hace poco más de tres años en el seno del imperialismo estadounidense, cuyas manifestaciones y efectos se extendieron con celeridad, primero a las economías más desarrolladas y, luego, a todo el planeta. Las pequeñas y cortas manifestaciones de parcial recuperación, exaltadas por los grupos financieros y los economistas defensores del sistema como indicios de que la crisis llegaba a su final, no han hecho más que confirmar el carácter cíclico de las mismas, en el marco de la crisis general del capitalismo.

Las medidas ensayadas por los gobiernos y los organismos internacionales para sortear los problemas han derivado en su agudización. Por efecto de la lógica del funcionamiento del capitalismo las clases trabajadoras, la juventud y los pueblos en general devienen en principales víctimas de la crisis, mas no lo enfrentan con resignación: resisten, luchan y en importantes sectores enarbolan propuestas signadas con la exigencia de que la crisis la paguen los capitalistas que son los responsables y no los trabajadores.

Destaca en la actualidad que en varios puntos del planeta a la lucha por el salario, el empleo, la educación, la salud se han unido las banderas de la democracia, la libertad y otros derechos políticos. Vivimos un período de ascenso de la lucha de las masas y su torrente ha derribado regímenes autoritarios y dictatoriales como los de Ben Alí (Túnez) y Hozni Mubarak (Egipto) y mantiene en jaque a otros. El cuestionamiento a la institucionalidad burguesa está presente en esas luchas, en las exigencias de los “indignados” de España, en las huelgas de los trabajadores en Grecia o Inglaterra, en las movilizaciones de la juventud en América, entre otros casos. Es evidente que las expresiones políticas de la crisis toman preeminencia.

En América Latina se afirma y califica en sus sectores más avanzados la tendencia democrática, progresista y de izquierda. Tiempo atrás constatamos que en la región se produjo un cambio en la correlación de fuerzas políticas y sociales: la burguesía neoliberal y sus partidos sufrieron derrotas político-electorales en varios países y perdieron espacios en los aparatos administrativos del Estado; emergieron algunos gobiernos progresistas como resultado de la búsqueda del cambio por parte de nuestros pueblos, de los combates librados en contra de gobiernos entregados abiertamente al capital extranjero y a los intereses de las clases dominantes criollas.

Sin duda alguna ese nuevo escenario latinoamericano significó un paso positivo para los pueblos, para las fuerzas democráticas, progresistas y de izquierda, pues, alimentó el anhelo de cambio existente entre las masas, afirmó su confianza en la posibilidad de superar a un sistema que solo ha traído hambre y desesperanza para los trabajadores y los pueblos. Aspecto trascendente, el nuevo momento puso en el tapete de discusión la perspectiva del socialismo como alternativa al decadente sistema capitalista.

Sin embargo, al pasar los años, hemos podido constatar los límites políticos que afectan a esos gobiernos. Unos más rápido que otros iniciaron giros a la derecha traicionando las expectativas del inicio de tiempos nuevos para quienes siempre han vivido en la opresión. Tratados de libre comercio con países o bloques imperialistas, leyes de corte anti popular, procesos de criminalización de la protesta social, entrega de las riquezas naturales al capital extranjero, medidas económicas filo neoliberales han sido suscritos por casi todos esos gobiernos que ofrecieron el cambio.

De regímenes que alentaban la perspectiva de ejecutar profundos cambios económicos, políticos y sociales, y, por ello, abrían espacios para que las organizaciones de izquierda avancen en el proceso de acumulación de fuerzas revolucionarias, la mayoría se han trastocado en diques para el avance de la lucha de las masas, para la perspectiva de la revolución y el socialismo, son, pues, gobiernos que apuntalan al mismo sistema capitalista.

La derechización operada en la mayoría de esos gobiernos, a despecho de lo esperado por las clases dominantes y el imperialismo, no ha provocado el desaliento o la frustración entre los pueblos. El anhelo de cambio sigue presente, se manifiesta en las protestas contra el desempleo, por educación, por la tierra, por el agua, contra los impuestos, por democracia, porque se escuche su voz a la hora de tomar decisiones en las esferas de gobierno.

La perspectiva del triunfo de la revolución y el socialismo se mantiene, no depende de lo que hagan el oportunismo, el reformismo o cualquier facción burguesa pseudo izquierdista; está en manos de los trabajadores y los pueblos, de las fuerzas auténticamente revolucionarias. Para el triunfo de la revolución es indispensable utilizar y combinar todas las formas de lucha, de acuerdo a las particularidades presentes en cada uno de los países.

Ahora, en el propósito de poner fin a la contradicción que marca la naturaleza de la época en que vivimos, la contradicción trabajo-capital, no podemos obviar el combate a la política que la socialdemocracia en el poder ejecuta a nombre del cambio social pero en beneficio de las clases dominantes y del capital financiero imperialista.

Para el avance de la lucha revolucionaria es indispensable apartar de la nefasta influencia ideológica burguesa en sus diferentes expresiones al movimiento obrero, de la juventud, de las mujeres, al movimiento popular en general; en ese propósito debemos combinar el impulso de la lucha de las masas por sus reivindicaciones materiales y derechos políticos con el debate ideológico que permita desenmascarar el carácter funcional al capitalismo que esas propuestas encarnan. El desenmascaramiento al oportunismo, a la socialdemocracia forma parte de la lucha ideológica que los revolucionarios levantamos en contra del capitalismo y sus defensores en general.

Las organizaciones de izquierda revolucionaria constituyen el sector más avanzado de la tendencia democrática, progresista y de izquierda, su responsabilidad es trabajar para que el conjunto de la tendencia y los pueblos en general vean y comprendan los límites políticos que tienen los gobiernos progresistas y la naturaleza de los de carácter neoliberal y, sobre todo, para que asuman las banderas y el programa de una auténtica revolución que conduzca al socialismo.

En ese andar es fundamental la política de unidad con los sectores y fuerzas interesadas en la defensa de las aspiraciones y derechos de los trabajadores y pueblos y por defender los intereses soberanos del país.

Mas, la unidad debe rebasar las fronteras nacionales, pues, siendo la revolución un proceso que debe concretarse en cada uno de los países por su esencia es un movimiento de carácter internacional. El trabajo por configurar un gran frente antiimperialista de los pueblos, que se exprese en luchas y acciones específicas, es nuestro compromiso. La solidaridad activa con todos aquellos pueblos que luchan por la liberación social, nacional e independencia es parte de nuestro quehacer. Hoy mismo expresamos nuestro respaldo a la lucha del pueblo palestino en contra del criminal sionismo israelí, al pueblo de Puerto Rico en su lucha por la independencia, rechazamos el bloqueo imperialista establecido hace cinco décadas contra Cuba y la presencia de tropas de ocupación en Haití, condenamos todo acto de agresión e intervención político-militar impulsado por las potencias imperialistas en contra de los pueblos.

Con esfuerzo colectivo hemos arribado a este XV Seminario Internacional que, año a año, ha hecho un seguimiento de los problemas medulares que las circunstancias imponen a las organizaciones revolucionarias. Rescatamos la validez de este tipo de eventos que permiten resumir y compartir experiencias, por ello nos comprometemos a dar continuidad a este trabajo y a difundir los acuerdos y resoluciones asumidos en esta ocasión. Nos convocamos para un evento similar dentro de un año.

XV Seminario Internacional Problemas de la Revolución en América Latina

Quito, 15 de julio de 2011

Partido Comunista Revolucionario de la Argentina

Partido Revolucionario Marxista Leninista (Argentina)

Movimiento de Mujeres Olga Benario (Brasil)

Partido Comunista Revolucionario (Brasil)

Minga Sur Palmira – Polo Democrático Alternativo (Colombia)

Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)

Partido Comunista de España (marxista leninista)

Frente Democrático Nacional (Filipinas)

Partido Comunista de México (marxista leninista)

Frente Popular Revolucionario (México)

Coordinadora Caribeña y Latinoamericana (Puerto Rico)

Partido Comunista del Trabajo de República Dominicana

Juventud Caribe (República Dominicana)

Frente Universitario Revolucionario Socialista (Venezuela)

Movimiento de Mujeres Ana Soto (Venezuela)

Movimiento de Educación para la Emancipación (Venezuela)

Movimiento Gayones (Venezuela)

Partido Comunista Marxista Leninista de Venezuela

Partido Comunistas (bolchevique) Rusia

Juventud Revolucionaria del Ecuador

Confederación Ecuatoriana de Mujeres por el Cambio

Movimiento Popular Democrático (Ecuador)

Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador