Alvarado aseguró en “El Poder de
“No nos podemos mentir a nosotros mismos y somos muy detallosos para saber cómo hacer las encuestas, donde medir. Cuando me dicen una encuesta de 600 casos en Quito y Guayaquil no se puede medir la realidad de la expresión popular porque si me voy al Comité del Pueblo tengo que hacer 100 entrevistas si hice 20 en el centro, solo en Guayaquil hacemos 2000 casos, parroquia por parroquia, el nivel de certeza es mucho más alto en nuestras encuestas”, advirtió.
El también encargado de la comunicación del régimen, señaló que el voto duro del Gobierno está en las provincias pequeñas, en los sectores rurales y urbanos, sin embargo los trabajos de medición también se hacen en Quito y Guayaquil por la magnitud y tamaño de la población, donde es muy difícil llegar con un mensaje a todos, pero en proporción también se hace en provincias pequeñas, advirtiendo que “la mejor publicidad es el niño que recibe un uniforme gratuito, que no paga los 25 dólares para ir a clase, bancas nuevas, desayuno escolar, para eso no se necesita brigadas, la madre que va al hospital y no se le cobra consulta externa, que tiene un tomógrafo, dos turnos de médicos atendiendo, bono de desarrollo duplicado, tarifa de la dignidad paga la mitad de la luz, no se necesitan brigadas y eso es lo que llamo el momento de la verdad”.
Eso se repite a nivel nacional, lo que pasa -dijo- es que en sectores urbanos grandes, por ejemplo en Guayaquil proporcionalmente los que se benefician del bono son mucho menos porque son una población urbana más grande, los que se benefician de la tarifa de la dignidad son menos porque el consumo es más alto en el área urbana, la población de cierto nivel no va a hospitales públicos o recibe educación fiscal y como no se miden los suburbios en los centros suburbanos diera la impresión que el sector urbano de Guayaquil no está con el Sí, “pero si va a sectores populares muy pobres es mayoritaria la aceptación, hay parroquias que están con el 80% por el Sí: la parroquia 9 de Octubre, Olmedo y en
Consultado sobre la percepción de que hay menos adeptos por el Sí en la clase media alta, dijo: “Tenemos una medición promedio y definitivamente mientras va subiendo la clase social la aceptación del si es un poco menor e inclusive la simpatía hacia el Presidente porque son personas que tienen solucionadas sus vidas y se fijan de las formas no del fondo, el dilema del que tiene dinero es que corbata se pone hoy día, el del pobre es si va a comer este día, entonces a esta persona no le importa si el presidente tiene un estilo muy agresivo para hablar porque quiere que le solucione sus problemas, el que tiene solucionados esos problemas si le importa un poco la forma como habla el Presidente”.
Tomado de:Ecuador Inmediato - Ecuamex