Oficializado el inicio de la campaña electoral del referéndum, la confrontación política se agudizará. De hecho, los sucesos del pasado sábado, acaecidos en la Universidad Católica de Guayaquil, son una manifestación de ello, y, seguramente, acontecimientos similares se producirán durante las semanas venideras. La mentira y la provocación de la oligarquía actuarán unidas.
La derecha ha logrado imponer en el debate público aspectos de secundario valor e inclusive inexistentes en la Constitución propuesta para su aprobación. Prácticamente la preocupación central en la sociedad ecuatoriana gira en torno de si se legaliza o no el aborto, si se da paso al matrimonio entre personas del mismo sexo, o si se respeta a la educación privada, particularmente la católica. De esa manera se han escondido los elementos esenciales de la nueva Carta Política que golpean y eliminan los mecanismos utilizados hasta hoy por el imperialismo y la burguesía para someter al país al control del capital e instituciones extranjeras como el FMI o el Banco Mundial, que han permitido burlar la soberanía nacional, que han puesto fin a esenciales derechos de los trabajadores y los pueblos del Ecuador.
Mal harían las organizaciones populares y políticas que promueven la aprobación de la nueva Constitución si caen en la maniobra de la burguesía y limitan su acción a responder lo que Arregui y Navas pregonan desde el púlpito, o lo que Nebot y Gutiérrez dicen cada vez que tienen micrófonos en su delante.
La campaña en curso tiene un profundo contenido político. Confrontan posiciones totalmente contrapuestas en cuanto a lo que debe ser el manejo de la economía del país, la defensa o no de la soberanía del país, el papel que deben cumplir las instituciones del Estado, los derechos políticos de los ecuatorianos y más. Esos elementos deben ser puestos al centro del debate político, de manera que esta campaña sirva de escenario para el desarrollo de la conciencia de los trabajadores y pueblos del Ecuador.
Ubicados esos elementos al centro de la discusión quedarán evidenciados quienes desean un Ecuador reducido a la condición de cuartel de los gringos o un país en el que la burguesía y el imperialismo se apropien de nuestros recursos naturales y de rentables empresas estatales, como ha ocurrido en estos años. La campaña a favor del Sí, hemos dicho, es una cruzada por elevar la conciencia política de los trabajadores, de la juventud, de los pueblos del Ecuador; una campaña que debe permitir el fortalecimiento de las organizaciones populares y, por ende, la acumulación de fuerzas para la revolución.
No basta el solo llamado a votar Sí; la explicación de las causas para asumir esa postura política es fundamental, de manera que quien vota Sí se convierta en combatiente por el cambio social.