Edición 1416
Crece el contingente de votantes por el Sí. No obstante los enormes esfuerzos de la derecha para mostrar lo contrario, con seguridad los pueblos del Ecuador propinarán un nuevo golpe a la oligarquía y al imperialismo en el próximo referéndum.
Todas las fuerzas políticas del país han definido posiciones dejando nítido el tablero electoral. La derecha, a través de sus partidos, de nuevos movimientos, de las cámaras empresariales, de los grandes medios de comunicación, de las cúpulas de las iglesias trabajan por el No y el voto nulo; mientras las fuerzas progresistas y de izquierda, las organizaciones sindicales, de la juventud, campesinas, indígenas… activan febrilmente a favor del Sí. No han faltado sectores del oportunismo que, desde supuestas posiciones de “izquierda radical” o de una inexistente independencia hacen el juego a la oligarquía llamando a anular el voto.
Durante años, para echar sobre las espaldas de los pueblos la responsabilidad de elegir a uno u otro presidente, la oligarquía dijo que anular el voto era una actitud irresponsable, inadmisible; sin embargo ahora la promueven, frente a un hecho que no tiene más que dos disyuntivas: apoyar o no la aprobación de la nueva Constitución. Votar nulo es, como hemos dicho, equivalente a decir No.
La derecha ha sumado nuevos elementos al discurso levantado en las semanas precedentes y a medida que avance la campaña lanzará otras mentiras, nuevas distorsiones para engañar a la gente. En estos días han puesto al centro la supuesta ilegalidad del régimen de transición y el régimen cuasi dictatorial que este traería; supuestamente están contra lo que hasta ahora ha ocurrido en el país, pero advierten que lo que viene sería peor.
Otro ingrediente del discurso de la derecha es el ya conocido anti emepedismo. “Coincidencialmente” editorialistas de la prensa escrita, reporteros y presentadores de televisión han desempolvado el discurso anti MPD que lo responsabiliza de la “crisis educativa”, de la “politización de las universidades” y cuanta cosa más, con lo que buscan demonizar al proyecto en curso. La oligarquía no pierde de vista que sus enemigos fundamentales están en la izquierda revolucionaria y por eso la atacan.
La provocación también es una de las nuevas aristas en la acción burguesa. Con ella esperan responsabilizar al gobierno de la violencia reaccionaria y ubicarse en el plano de víctimas. Para ello cuentan con los micrófonos, cámaras y rotativas de cuanto medio de comunicación tienen a mano.
La campaña política está en marcha pero aún no ha llegado a los niveles más altos; apenas se están produciendo las primeras escaramuzas. La confrontación subirá de tono y eso no nos preocupa, sí nos agita la necesidad de conducir a este torrente que crece a diario hacia posiciones revolucionarias.