domingo, marzo 19, 2006

Agitación social afecta planes de la burguesía


¿Cuántos paros provinciales, cuántas jornadas nacionales de lucha de diversos sectores sociales ha tenido que enfrentar el gobierno en estos once meses de gestión? Se ha perdido la cuenta, son numerosos, continuos y caracterizados por su combatividad. No son el resultado -como dicen los voceros gubernamentales- de la proximidad del proceso electoral, sino una respuesta a la desatención y el atraso en que viven prácticamente todas las provincias del país, y son el rechazo a la política antipopular y antinacional aplicada por el gobierno de Alfredo Palacio.

Las condiciones de vida de los trabajadores se han deteriorado ostensible y rápidamente en estos años, afectadas por una inflación que comparativamente con el resto de los países de América es la más alta; sin embargo, para enfrentar esta realidad, el gobierno decretó una elevación salarial, de apenas diez dólares, que no cubre ni siquiera el gasto mensual de movilización en bus de una persona. ¡Cómo no justificar entonces el rechazo popular a esta burla de los empresarios y el gobierno! Más de cuatro mil trabajadores petroleros subcontratados (tercerizados) permanecen entre cuatro y hasta seis meses si recibir sus salarios y negados en sus derechos laborales, razón suficiente para la paralización realizada hace pocos días, de la que por cierto salieron victoriosos, pese a la prepotencia y violenta represión ejercida por el gobierno. Decenas de partidas presupuestarias para atender las necesidades de varias provincias descansan en escritorios y cajones de la burocracia gubernamental, mientras la desesperación atrapa a pobladores de ciudades y campos que conviven en el atraso. Similar suerte han seguido los ofrecimientos del gobierno cuando esas mismas poblaciones se han levantado para hacer escuchar sus planteamientos.

Por eso, que en estos días se produzcan y se anuncien nuevos paros provinciales y acciones generales de lucha, no debe sorprender a nadie; insólito sería que el pueblo se resigne ante tanta injusticia. No solo se justifican la huelgan nacional del pasado 8 de marzo y las distintas acciones de lucha de estos días, sino que nuevas y más altas expresiones de combate popular vendrán.

Pero en este escenario, entre las cosas que más preocupa a la burguesía y a su gobierno, no solo es la continuidad de la lucha popular, sino también el contenido de la misma. Las banderas condenatorias a la firma del TLC y por la caducidad del contrato de la Oxy flamean en todo lado donde la protesta se expresa, lo que devela el desarrollo de la conciencia política de los trabajadores y el pueblo. Es que la burguesía tiene en firme la voluntad de suscribir el TLC de manera inmediata y la agitación social actúa en contra de esta pretensión. Estamos inmersos en medio de una lucha política de la que el pueblo debe salir victorioso.