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Macas, 2 de octubre de 2009. El día miércoles 30 de septiembre, a eso de las 4 de la tarde, la comunidad de Metzankim fue víctima de la brutal agresión por parte de la Policía Nacional, con graves consecuencias para los niños que sufrieron la peor parte del ataque armado de los uniformados y el sobrevuelo de un helicóptero. El centro Shuar Metzankim es una pequeña comunidad de indígenas que está ubicada a 10 Km de la ciudad de Macas, capital provincial de Morona Santiago, está asentada a unos 100 metros al costado de la vía que conduce a la ciudad de Sucúa y cuenta aproximadamente con unos 120 habitantes entre niños, mujeres, ancianos, padres de familia y jóvenes, que en solidaridad con el Paro de UNE y el levantamiento indígena, bloquearon la vía con trozos de troncos, matorrales y piedras.
Al momento del ataque policial, se encontraban unas 25 personas a la altura de la entrada a la comunidad, cuando sin previo aviso y de forma violenta los policías llegaron disparando contra los manifestantes desde una distancia de 100 metros. Según nos cuenta el señor Gonzalo Yu, Síndico de comunidad, en declaraciones al Semanario La Randimpa, los manifestantes no ofrecieron resistencia y corrieron hacia sus viviendas, ya que había muchos niños y tenían miedo que el gas les intoxique, justamente por ayudar a los niños fue impactado en su rodilla con una bomba. Nos relató: “a los 5 minutos que estábamos parados, comenzó el fuego pero que no salía gas, entonces yo le di otra máxima alerta para que corramos todos, era bala y nos desplegamos, eso duró aproximadamente dos horas consecutivas de balacera….. luego llegaron y entraron a la comunidad, entraron justamente en la primera casa que es del Fredy Saant y del Domingo Cruz, hasta allí llegaron y avanzaron a la mia que está aproximadamente a una distancia de 180 metros de la vía principal”.
Según los moradores, tuvieron que correr con los niños y abandonar sus casas a donde ingresaron los uniformados destruyendo portones, rebuscaron, regaron los alimentos y según nos cuenta indignada una abuelita de nombre María Ampam: “en casa de mijo, en casa de ella ( señalando a una señora que estaba presente) y yo; como hacíamos comida, así cocinado, regando, orinando nos botaron todo”, mientras nos indicaba para que fotografiemos los restos de arroz y sal que permanecían por el suelo y que era tan valioso para esta gente pobre, ya que serviría de alimento a toda la gente.
Con muestras de rencor y tristeza, otras mujeres se acercaron para contarnos que los niños estaban muy alterados, que lloraban y que asustados pedían irse a esconden en los matorrales porque ya llegarían nuevamente los policías, así mismo que producto de la confusión y el pánico que desató el sobrevuelo del helicóptero, se extraviaron por muchas horas y se los encontró a algunos lastimados y llenos de espinas ya que se cruzaron corriendo por los matorrales para protegerse.
Así mismo preguntamos al Dr. Patricio Cando, que en esos momentos atendía a los niños de la comunidad, sobre los problemas de salud existentes y nos supo manifestar, que ese día atendió a 48 pacientes, la mayoría de ellos niños de la escuela, con problemas respiratorios, “una bronquitis o una bronconeumonía de origen químico relacionado con la injerencia de gases lacrimógenos que indiscriminadamente se había expandido en esta comunidad el día miércoles 30.
El Dr. Cando, según nos contó, suspendió su participación en actividades en Macas y fue llevado a la comunidad por pedido de los moradores ya que la gente no podía salir al hospital de Macas o Sucúa y se acercó a curarlos. Se pudo constatar también que los niños y niñas necesitan de la ayuda de un especialista ya que se encuentran muy afectados por la agresión y sobre todo por la persecución que se hizo de sus progenitores.
Es necesario reflexionar sobre estos hechos y que se aclaren estos procedimientos ya que se ha violado claramente los derechos de la gente y sobre todo de los niños, niñas y adolescentes, que tanto se habla en foros y conferencias.
Los habitantes de la comunidad en medio de la indignación recogieron las evidencias de los materiales usados por la Policía en el ataque, entre los que constan: capsulas de bombas lacrimógenas de varios tipos, en cuya superficie tenían las marcas: Shat Shell CS., Spede Heat, Triple Casher, que al decir de un ex combatiente del CENEPA que estaba presente, son sumamente tóxicos y que él los utilizó en la guerra para someter a los enemigos pero que su uso no podía hacerse con la población, así mismo se presentaron cartuchos FMSB calibre 12, que mantienen como mudos testigos de los acontecimientos del fatal día.
Al momento del ataque policial, se encontraban unas 25 personas a la altura de la entrada a la comunidad, cuando sin previo aviso y de forma violenta los policías llegaron disparando contra los manifestantes desde una distancia de 100 metros. Según nos cuenta el señor Gonzalo Yu, Síndico de comunidad, en declaraciones al Semanario La Randimpa, los manifestantes no ofrecieron resistencia y corrieron hacia sus viviendas, ya que había muchos niños y tenían miedo que el gas les intoxique, justamente por ayudar a los niños fue impactado en su rodilla con una bomba. Nos relató: “a los 5 minutos que estábamos parados, comenzó el fuego pero que no salía gas, entonces yo le di otra máxima alerta para que corramos todos, era bala y nos desplegamos, eso duró aproximadamente dos horas consecutivas de balacera….. luego llegaron y entraron a la comunidad, entraron justamente en la primera casa que es del Fredy Saant y del Domingo Cruz, hasta allí llegaron y avanzaron a la mia que está aproximadamente a una distancia de 180 metros de la vía principal”.
Según los moradores, tuvieron que correr con los niños y abandonar sus casas a donde ingresaron los uniformados destruyendo portones, rebuscaron, regaron los alimentos y según nos cuenta indignada una abuelita de nombre María Ampam: “en casa de mijo, en casa de ella ( señalando a una señora que estaba presente) y yo; como hacíamos comida, así cocinado, regando, orinando nos botaron todo”, mientras nos indicaba para que fotografiemos los restos de arroz y sal que permanecían por el suelo y que era tan valioso para esta gente pobre, ya que serviría de alimento a toda la gente.
Con muestras de rencor y tristeza, otras mujeres se acercaron para contarnos que los niños estaban muy alterados, que lloraban y que asustados pedían irse a esconden en los matorrales porque ya llegarían nuevamente los policías, así mismo que producto de la confusión y el pánico que desató el sobrevuelo del helicóptero, se extraviaron por muchas horas y se los encontró a algunos lastimados y llenos de espinas ya que se cruzaron corriendo por los matorrales para protegerse.
Así mismo preguntamos al Dr. Patricio Cando, que en esos momentos atendía a los niños de la comunidad, sobre los problemas de salud existentes y nos supo manifestar, que ese día atendió a 48 pacientes, la mayoría de ellos niños de la escuela, con problemas respiratorios, “una bronquitis o una bronconeumonía de origen químico relacionado con la injerencia de gases lacrimógenos que indiscriminadamente se había expandido en esta comunidad el día miércoles 30.
El Dr. Cando, según nos contó, suspendió su participación en actividades en Macas y fue llevado a la comunidad por pedido de los moradores ya que la gente no podía salir al hospital de Macas o Sucúa y se acercó a curarlos. Se pudo constatar también que los niños y niñas necesitan de la ayuda de un especialista ya que se encuentran muy afectados por la agresión y sobre todo por la persecución que se hizo de sus progenitores.
Es necesario reflexionar sobre estos hechos y que se aclaren estos procedimientos ya que se ha violado claramente los derechos de la gente y sobre todo de los niños, niñas y adolescentes, que tanto se habla en foros y conferencias.
Los habitantes de la comunidad en medio de la indignación recogieron las evidencias de los materiales usados por la Policía en el ataque, entre los que constan: capsulas de bombas lacrimógenas de varios tipos, en cuya superficie tenían las marcas: Shat Shell CS., Spede Heat, Triple Casher, que al decir de un ex combatiente del CENEPA que estaba presente, son sumamente tóxicos y que él los utilizó en la guerra para someter a los enemigos pero que su uso no podía hacerse con la población, así mismo se presentaron cartuchos FMSB calibre 12, que mantienen como mudos testigos de los acontecimientos del fatal día.