Ecuador ha sido escenario de una intensa movilización social en el transcurso de estas tres últimas semanas. El magisterio ecuatoriano culminó victorioso su paro nacional en defensa de la educación pública; el movimiento indígena frenó las pretensiones gubernamentales de aprobar una ley privatizadora del agua; las universidades, y de manera particular el movimiento estudiantil, persisten en su lucha por alcanzar una Ley de Educación Superior que permita el cambio y afirme conquistas democráticas; los trabajadores exigen el respeto de los derechos sindicales como la contratación colectiva; los pequeños comerciantes demandan la aprobación de una ley particular que garantice su derecho al trabajo y les permita acceder a la seguridad social.
Esta ha sido la respuesta de las organizaciones populares y de la izquierda revolucionaria frente a la inconsecuencia política del gobierno que se autoproclama de la “revolución ciudadana”, que en los últimos meses ha mostrado un perfil antidemocrático y autoritario y ha adoptado medidas, disposiciones, leyes contrarias a los intereses de los trabajadores y los pueblos, y en las que a su vez se observa el propósito de reinstaurar elementos neoliberales.
En el movimiento popular ecuatoriano la izquierda revolucionaria tiene vínculos de muchos años, forjados al calor del combate contra las políticas de la burguesía y el imperialismo. Esta acción conjunta se ha manifestado nuevamente en esta oportunidad, enfrentando a un gobierno que surgió de la tendencia democrática, progresista y de izquierda, pero que adolece de un cambio gradual hacia posiciones de derecha, con la implementación de políticas de corte neoliberal, con las que los sectores populares no están de acuerdo y por ello las combaten.
El descontento popular se ha desarrollado y ha tenido manifestaciones diversas: constantes movilizaciones prácticamente en todo el país, la toma de carreteras, la paralización nacional, al tiempo que se exigía abrir un diálogo social político para encontrar una solución integral a las reivindicaciones particulares de los sectores en lucha y a los problemas generales que aquejan al Ecuador.
Contrariando a la naturaleza de un gobierno que se proclama democrático, progresista y hasta revolucionario, éste ha respondido a la movilización popular con el insulto, la calumnia, la brutal represión que ha cobrado más de trescientos detenidos, algunas decenas de heridos, cancelaciones y destituciones, hasta la vida del maestro shuar Bosco Wisuma, asesinado el 30 de septiembre en el marco de las protestas del paro de la UNE y de la movilización nacional de la Conaie.
Al cabo de cerca de tres semanas de lucha intensa, los focos de mayor tensión política han concluido en esta etapa con importantes victorias políticas para el magisterio y el movimiento indígena. El gobierno se vio obligado a dialogar y atender las demandas populares mientras las acciones de lucha estaban en curso, a pesar de su reiterada amenaza de no atenderlos mientras las paralizaciones se mantengan.
Los resultados obtenidos por el movimiento popular ecuatoriano reafirman su condición de sujetos políticos del cambio, alimentan la comprensión de que los cambios sociales no pueden desarrollarse por encima de los intereses, la voluntad y la acción de las masas trabajadoras.
Estos combates librados no significa que nuestro pueblo haya tomado posición junto a la derecha y el imperialismo en contra del gobierno. Nuestro pueblo se afirma en el anhelo de cambio y demanda rectificaciones del gobierno, espera que éste retome el rumbo, pero implica también una advertencia de que los combates se mantendrán si se continúa afectando los intereses de los trabajadores y el pueblo y si su voz no es tomada en cuenta.
El gobierno de Rafael Corea tiene que comprender que no deben imponerse sus puntos de vista de manera autoritaria; nuestro pueblo delegó en él una responsabilidad para atender las aspiraciones de bienestar popular y de desarrollo del país, pero nunca le entregó un cheque en blanco para que haga lo que le da la gana, y menos en contra de los intereses populares y del Ecuador. Este es un proceso político que integra a todos los ecuatorianos y no únicamente a quienes se encuentran en el gobierno.
Correa tiene la posibilidad histórica de corregir y avanzar, enfrentar adecuadamente las contradicciones que se presentan en la sociedad ecuatoriana privilegiando los intereses de los trabajadores y los pueblos, afectando a las clases dominantes y combatiendo a las fuerzas de la derecha política.
En medio de estos combates, el proceso unitario de las organizaciones populares ha ganado terreno, ha avanzado, pero necesita tomar más fuerzas, articular una propuesta programática integral y por ello planteamos confluir todos en un Congreso de los Pueblos del Ecuador.
Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador
Octubre 8 de 2009