viernes, diciembre 04, 2009

Hostia, me salió un pastueño


Tomado de En Marcha


Majo, ahora estoy españolísimo. Es que se ha abierto la fiesta brava y me siento más taurino que mi vecino, al que le poten los pitones.


Joder. He descubierto que el gobierno inspira su acción en los pases de la fiesta brava. Hizo un buen primer tercio dando puntilladas a la res neoliberal que perdió aliento y de rabia escupía en la arena. Los de a caballo la picaron para quitarle un poco de oxígeno y su cuadrilla adornó el lomo con un par de banderillas que hizo vibrar al respetable de los aposentos que emocionado gritaba otro, otro. La autoridad complació y dio otro… periodo presidencial.


En el segundo tercio miro al gobierno flojo de remos, no embiste como se espera. Se adorna con chicuelinas, pero más son las manoletinas de las que no se espera nada; uno que otro forzado de pecho para apantallar a los del graderío, pero, ¡hostia! los afarolados carecen de luz.


En el paseíllo de los sábados, el barcino se presenta corniancho y puntiagudo, pero todos dicen que sus pitones han sido afeitados para no hacer daño. Por sobre sus rugidos, con la oligarquía se comporta como un pastueño. ¡Hostia! No entendéis. Si sois gilipollas, pastueño es el que tiene una embestida templada y suave, apta para un toreo lucido. En este caso se luce toro y torero. Ya me habéis mareado, no sé quién es qué.


Pero sigamos. Ahora el gobierno se mueve en las afueras, acosa a los del graderío y muy poco a los neoliberales, sus lances con la muleta mantiene entretenido al público, pero más son los cites con los de la ganadería que con los peones. Resultó ser bueno en el capeo, con el que engaña a sus electores y les lleva a la suerte de varas. El castigo es duro y en este caso los empresarios gritan el olé.


Hostia, si me ha resultado agridulce esta faena. Bien digo, el Rafaelillo nos lleva por las afueras para el engañe. Tiembla con el acero a la hora de acertar en la acción… pero pura manoletina. Bueno, pura paja.