miércoles, diciembre 09, 2009

IX Congreso Nacional de la JRE

Boletín de la JRE

"En Guayaquil reafirmamos nuestro compromiso revolucionario"




Cerca de novecientos delegados provenientes de veinte y dos provincias participaron en el IX Congreso Nacional de la Jota.

Los compañeros del Guayas cumplieron bien con su responsabilidad de sede de nuestro evento. Desde que surgió la Jota, en 1984, es la primera vez que nuestro congreso nacional se reunió en Guayaquil, el reto fue asumido con responsabilidad contribuyendo así al éxito del congreso.

Desde las primeras horas del día viernes 27 de noviembre, las delegaciones de provincias llegaron a las instalaciones del Coliseo de la Facultad de Educación Física de la Universidad Estatal de Guayaquil.

Muy temprano en la mañana, un grupo de compañeras instalaron un puesto de recepción en el que los delegados de cada provincia debían registrarse como tales. Luego podían acceder al coliseo en el que ya sonaba la amplificación y una gigantografía había sido ubicada en el centro del local. La noche anterior, una decena de compañeros arreglaron las instalaciones, colocaron sillas en la cancha y banderas y telas en los muros.

Cerca de las nueve de la mañana se instaló la Sesión Preparatoria, hasta esa hora se habían inscrito 690 delegados de 17 provincias y los restantes estaban en camino. Andrés Quishpe instaló la sesión, se leyó el informe de la Comisión de Acreditación y se aprobó el reglamento interno. El entusiasmo ganaba terreno entre los asistentes.

El congreso eligió a la Mesa de Dirección presidida por Ismael Vergara, presidente de la Jota del Guayas, de la que además formaron parte Andrés Quishpe, Aleida Alvarado, Milton Gualán y Enver Orna.

A medida que pasaban los minutos, los graderíos del coliseo se llenaban de más delegados y el flamear de las banderas rojas y el grito de los joteros creaba un ambiente de fiesta revolucionaria. Así se inició la sesión inaugural. Una compañera de Guayaquil dio un mensaje de bienvenida, Galo Mindiola, como presidente del Frente Popular del Guayas, intervino en nombre de las organizaciones populares y fraternas y un compañero de Perú habló en nombre de las delegaciones internacionales (Perú, Colombia y Venezuela).

El vocero de nuestro Partido, Oswaldo Palacios, extendió el saludo del PCMLE al congreso y analizó el momento político existente, deteniéndose particularmente en explicar el contenido y significado de la política de independencia planteada frente al gobierno de Rafael Correa. Luego habló Ismael declarando inaugurado el evento.

Las notas de La Internacional coparon el coliseo y los delegados la entonaron con fuerza y convicción revolucionarias. La banderas flameaban en los graderíos en la platea. Los puños en alto y la mirada en el futuro caracterizaron el momento.

Finalizada la sesión inaugural los asistentes salimos en una emotiva y colorida marcha por el centro de la ciudad, que llamó la atención de los miles de transeúntes que al medio día circulaban por esas calles. El ímpetu fue mayor que el cansancio del viaje y las pocas horas de sueño.




Funcionamiento de talleres

El congreso arrancó con éxito y así fuimos en la tarde a trabajar en diecisiete comisiones que abordaron cinco temas: Informe del Comité Nacional, La situación política internacional y nacional, Luchamos por la patria nueva y el socialismo, Líneas de Acción, la propaganda revolucionaria. El mecanismo utilizado fue que varias comisiones aborden un solo tema, salvo en el caso de la propaganda que trabajó una sola comisión.

En ellas los delegados pudieron exponer sus puntos de vista, hacer sugerencias, debatir respecto de toda nuestra política. Los coordinadores de cada comisión pusieron en juego toda su iniciativa para lograr la máxima participación posible.

Pasadas las seis de la tarde, poco a poco los delegados terminaban el trabajo y fueron copando las canchas aledañas al coliseo. Esperaban que llegue la noche para el festival de música.

Hubo poesía, música latinoamericana, rap y punk rock. Brigada Roja hizo saltar de sus asientos a la mayoría de los asistentes para copar la pista. Así terminaba el primer día de trabajo.

Un nuevo día de trabajo

El día sábado amaneció con un cielo despejado y una temperatura mayor. Eran las ocho y treinta de la mañana y se instaló la sesión plenaria para recibir los informes de las comisiones.

Previamente la Mesa del Congreso había dispuesto que de cada grupo de comisiones se delegue un solo compañero que presente un informe que sirva de base para la discusión general.

Uno tras otro fueron interviniendo compañeros y compañeras de prácticamente todas las provincias presentes. La madurez política, la comprensión clara de nuestros planteamientos se evidenció en todos quienes intervinieron en la plenaria. Cada exposición aportaba nuevos elementos, aclaraba cosas, sugería tareas. De esta forma el congreso se convirtió en una verdadera escuela de formación política en el que todos aprendimos cosas nuevas o comprendimos mejor otras.

Toda la mañana, con un corto receso, el congreso trabajó en plenaria hasta que llegó la hora del almuerzo.

El cronograma decía que debíamos reiniciar a las dos y media de la tarde, pero para “ganar tiempo” lo hicimos a media hora antes. El último informe, sobre la propaganda, lo debatimos cerca de las tres y media de la tarde.

Al cerrar el debate de cada tema, la Mesa de Dirección ponía a consideración el documento tratado y de esta manera se aprobaron todos los documentos presentados por el Comité Nacional para el debate. Así el congreso avaló lo que hemos hechos en los dos años precedentes y se aprobó un conjunto de acciones y orientaciones política para el trabajo futuro. El congreso cumplió uno de sus principales responsabilidades: trazar la política que debe ser aplicada por toda la organización hasta que se realice el X Congreso.




A las puertas de culminar el congreso

Girábamos alrededor de las cuatro de la tarde cuando se instaló la segunda sesión plenaria. Su cometido era elegir el nuevo Comité Nacional. La Dirección del congreso propuso esté compuesto por veintiún principales y cuatro suplentes; el congreso lo aprobó.

Uno a uno fueron postulados y elegidos los miembros del nuevo Comité Nacional de la JRE. Andrés Quishpe y Lenin Aguilar fueron reelegidos como presidente y vicepresidente respectivamente y tras se eligió al resto de integrantes. Diecisiete compañeros nuevos se incorporaron al comité nacional, lo que expresa una importante promoción de nuevos cuadros a la dirección nacional.

El último acto del congreso fue su sesión de clausura. En ella se proclamó a la provincia de Pichincha como la jurisdicción que mejor ha desarrollado su estructura en estos años y a la provincia de Guayas como la que mejor trabajó para preparar el congreso.

Nuevamente La Internacional sonó en el coliseo. Los delegados rodearon a los nuevos dirigentes para felicitarlos y expresarles su confianza en que seguiremos avanzando.

Poco a poco el local fue vaciándose, con sus mochilas en las espaldas y las maletas al hombro los delegados retornaron a sus provincias con la certeza de que este congreso fue victorioso, un importante paso político dado por la JRE en el proceso de organización de la revolución ecuatoriana, y con el compromiso de trabajar cada día mejor.