lunes, enero 17, 2011

El pueblo tunecino puso fin a un tirano

Más de dos décadas de un gobierno dictatorial y corrupto llegaron a su fin; el pueblo se tomó las calles y echó del poder a Ben Alí, mimado de gobiernos capitalistas como los de Estados Unidos y Francia.

Un levantamiento popular victorioso ha echado del gobierno al criminal y corrupto Ben Alí, en Túnez. Las protestas que se iniciaron a mediados de diciembre pasado, como respuesta a un programa económico neoliberal aplicado por el régimen que provocó el incremento del desempleo y la pobreza, fueron arrinconando al gobierno hasta que el viernes 14 de enero Ben Alí abandonó el país.

Como caracterizó siempre la conducta del gobierno, éste intentó frenar las protestas con una brutal represión que costó la vida de varias decenas de tunecinos y el encarcelamiento de muchos más. Entre éstos se encontraban los camaradas Hamma Hammami y Ammar Amrussia, militantes del Partido Comunista Obrero de Túnez (PCOT), el primero de ellos su vocero oficial, que conquistaron su libertad el día 14.

Advertido de que la represión no frenaba el levantamiento popular, en los últimos días Ben Alí adoptó algunas medidas políticas que reflejaron la debilidad que le afectaba y, a su vez, fueron asumidas por el pueblo como iniciales victorias. Primero destituyó al Ministro del Interior, al que acusó de ser responsable de la represión; luego anunció la liberación de todos los detenidos y la creación de una comisión para investigar la corrupción que carcome al Estado tunecino. Los anuncios no aplacaron las protestas y el dictador hizo conocer que no volvería a presentarse como candidato en las elecciones de 2014. Eso tampoco bastó, el pueblo estaba harto de un régimen que lo ha vendió oprimiendo desde 1987, en que Ben Alí asumió el poder tras un golpe de Estado.

Finalmente fuentes oficiales anunciaron que “el Presidente había destituido a todo el Gobierno y prometía convocar elecciones dentro de los próximos seis meses”. Acto seguido el dictador abandonó el país.

La crisis política persiste y, a pesar de que el Consejo Constitucional eligió el sábado 15 a Fuad Mebaza como Presidente de Túnez (hasta ese momento Presidente del Parlamento), las movilizaciones continuaban en varias ciudades y los cables noticiosos daban cuenta que aún se escuchaban disparos de armas de fuego en las calles. El toque de queda y estado de emergencia persisten y las fuerzas armadas patrullan las ciudades. Fuad Mebaza y el Primer Ministro, Mohamed Ghanuchi, trabajan para bajar las tensiones y efectuaron un llamado para constituir un gobierno de “unidad nacional”.

En un comunicado emitido el 10 de enero por el PCOT, fijaba su posición frente a la crisis. En él declaran que el “anhelado cambio exige la marcha de Ben Alí, la disolución de las instituciones fantoches del actual régimen y la instauración de un gobierno provisional que se plantee la organización de elecciones libres y transparentes. Esas elecciones permitirán instaurar una constituyente encargada de elaborar una nueva constitución que plantee el esbozo de una República realmente democrática, que establezca la soberanía del pueblo, garantice el respeto de los derechos humanos, la igualdad y la dignidad. Abordará una nueva política económica y social, nacional y popular. Garantizará a nuestro pueblo el trabajo y los medios necesarios para tener una vida digna y poner fin a la corrupción, la arbitrariedad y la desigualdad regional”.

Ben Alí cayó, pero el régimen que él construyó permanece en el Parlamento, en el Consejo Constitucional, en la Judicaturas, fuerzas represivas y otro tipo de autoridades. En tales circunstancias las propuestas políticas planteadas por el PCOT tienen total validez. La lucha de la clase obrera y el pueblo de Túnez continúa por alcanzar un verdadero proceso democrático, en la coyuntura actual, y por el triunfo de la revolución social, como su objetivo estratégico. Nuestra solidaridad con esa lucha.

Cronología del dictador

Ben Alí llegó al poder en 1987 tras propinar un golpe de Estado a Habib Burguiba, del cual fue su Primer Ministro. Luego se oficializó como Presidente tras un fraudulento proceso electoral en 1989, en el que supuestamente ganó con el 99,27% de los sufragios. En 1994 dijo haber ganado con el 99,91% de votos. En 2002 modificó la Constitución para seguir presentándose a las elecciones. Fue reelecto por última vez en octubre de 2009 al obtener el 89,62% de los sufragios.