Con la promesa de radicalizar el proceso político Rafael Correa ha procedido a efectuar algunos cambios en su gabinete ministerial, aunque lo más adecuado es decir que ha realizado un reacomodo de fichas. Correa inauguró lo que denominó las reuniones del gabinete itinerante, pero también ha creado la figura del ministro itinerante que va de función en función, de ministerio en ministerio.
Pocas son las caras nuevas que se estrenan en los ministerios, el equipo “duro” se mantiene y es el mismo que ha acompañado al presidente en este proceso de derechización. Por eso la afirmación de que se va a radicalizar la política con los “nuevos” funcionarios no tiene sustento, Correa está rodeado de un equipo que, por opinión de la Ministra Coordinadora de la Política, Doris Soliz, lo primero que debe tener es “lealtad al Presidente”, lo que equivale a decir que eso está por sobre su identificación o no con un proyecto político.
Variaciones políticas hacia la izquierda no se vislumbran por ningún lado, el actual gobierno se encuentra comprometido con una política desarrollista y reformista y por ese sendero continuará cabalgando. Más es el discurso declarativo que las realizaciones, un ejemplo de ello es lo que ocurre con el tema de la tenencia de la tierra que, con gran alboroto, se anunció la entrega de haciendas improductivas para los campesinos, pero prácticamente nada se ha hecho: la tierra sigue concentrada en pocas manos. Este es el equipo que ha fracasado en la ejecución de proyectos y programas “estrella” –como el mismo gobierno los ha calificado- como la alfabetización, el proyecto Coca Codo Sinclair, la explotación del gas en la isla Puná; es el mismo equipo que trabaja por dotarse de una ley de aguas que permita su concesión a manos privadas, que está comprometido con llevar la explotación minera a cielo abierto y a gran escala o explotar el petróleo del ITT para obtener recursos que sustenten su política asistencialista y clientelar.
En medio de estos cambios sale del Ministerio de Educación Raúl Vallejo y asume quien se desempeñaba como viceministra. Ésta continuará con la línea trazada por su antecesor, que por cierto sale en medio del rechazo generalizado del magisterio y con el propósito de evitar el juicio político planteado en la Asamblea Nacional por el MPD. Correa aprovechó la ocasión para poner a Vallejo a un lado del Ministerio de Educación porque las acusaciones en su contra son contundentes.
Seguramente en el futuro vendrán nuevos cambios de fichas en el marco del mismo tablero y de la misma política que cada vez está más distante de lo que el pueblo esperó de este gobierno.
Pocas son las caras nuevas que se estrenan en los ministerios, el equipo “duro” se mantiene y es el mismo que ha acompañado al presidente en este proceso de derechización. Por eso la afirmación de que se va a radicalizar la política con los “nuevos” funcionarios no tiene sustento, Correa está rodeado de un equipo que, por opinión de la Ministra Coordinadora de la Política, Doris Soliz, lo primero que debe tener es “lealtad al Presidente”, lo que equivale a decir que eso está por sobre su identificación o no con un proyecto político.
Variaciones políticas hacia la izquierda no se vislumbran por ningún lado, el actual gobierno se encuentra comprometido con una política desarrollista y reformista y por ese sendero continuará cabalgando. Más es el discurso declarativo que las realizaciones, un ejemplo de ello es lo que ocurre con el tema de la tenencia de la tierra que, con gran alboroto, se anunció la entrega de haciendas improductivas para los campesinos, pero prácticamente nada se ha hecho: la tierra sigue concentrada en pocas manos. Este es el equipo que ha fracasado en la ejecución de proyectos y programas “estrella” –como el mismo gobierno los ha calificado- como la alfabetización, el proyecto Coca Codo Sinclair, la explotación del gas en la isla Puná; es el mismo equipo que trabaja por dotarse de una ley de aguas que permita su concesión a manos privadas, que está comprometido con llevar la explotación minera a cielo abierto y a gran escala o explotar el petróleo del ITT para obtener recursos que sustenten su política asistencialista y clientelar.
En medio de estos cambios sale del Ministerio de Educación Raúl Vallejo y asume quien se desempeñaba como viceministra. Ésta continuará con la línea trazada por su antecesor, que por cierto sale en medio del rechazo generalizado del magisterio y con el propósito de evitar el juicio político planteado en la Asamblea Nacional por el MPD. Correa aprovechó la ocasión para poner a Vallejo a un lado del Ministerio de Educación porque las acusaciones en su contra son contundentes.
Seguramente en el futuro vendrán nuevos cambios de fichas en el marco del mismo tablero y de la misma política que cada vez está más distante de lo que el pueblo esperó de este gobierno.