lunes, enero 31, 2011

¿El Grupo Planeta impone el modelo Berlusconi en Colombia?

En febrero de 2010, los medios de comunicación en Colombia anunciaron el cierre de la revista Cambio, la segunda revista más leída del país, que había destapado varios escándalos relacionados con gobierno de Uribe. La noticia cayó como un baldado de agua helada en el gremio del periodismo en Colombia, y fue sin duda una grave noticia para la libertad de expresión en el país.

El presidente de la Casa Editorial del Tiempo, Luis Fernando Santos, empleado de José Manuel Lara del Grupo Planeta de España, anunció que la revista sería cerrada por que “el modelo de las revistas informativas está en crisis en todo el mundo”, que la revista sería relanzada en unos meses abordando contenidos más livianos, y que los directores de la revista serían relevados.

La noticia fue sorpresiva incluso para los directores de la revista, Rodrigo Pardo y Maria Elvira Samper, quienes no podían entender el cierre por motivos económicos ya que en la actualidad estaba dando utilidades. Las razones saltaban a la vista para todos los que conocían el tema: la revista Cambio fue cerrada por el Grupo Planeta de España por lo incómoda que era para el gobierno colombiano, quien adelantaba la entrega de un tercer canal de televisión, el principal objetivo estratégico del grupo.

Probablemente no se pueda encontrar un ejemplo más claro sobre el enorme daño que puede ejercer una empresa con peso económico como el Grupo Planeta en la vida política y social de un país. Desde la copra de la Cada Editorial El Tiempo, han ocurrido una serie de preocupantes hechos que ponen en evidencia el contubernio entre intereses corporativos y corrupción política en los más altos niveles. Caso que tal vez no sea extraño en el contexto español.

En Julio de 2007 se anunció la compra de la Casa Editorial El Tiempo por parte del Grupo Planeta de España, por un monto cercano a los 300 millones de dólares, hecho que no estuvo exento de preocupaciones en el gremio periodístico por el claro talante de derechas del Grupo. Antonio Caballero insinuaba en una de sus columnas que el motivo de José Manuel Lara está “en su estrecha amistad con el jefe de la derecha española, el expresidente José María Aznar, el cual, al parecer, estaba empeñado en impedir que el Grupo Prisa, cercano a los socialistas españoles, siguiera aumentando su presencia e influencia en América Latina”. Sin embargo el Grupo Planeta apaciguó los ánimos declarando que solamente estaba haciendo negocios, y que igual Planeta cobijaba periódicos de derecha y de izquierda en España.

Sin embargo, desde ese mes, se empiezan a evidenciar fuertes movimientos que reorientan la línea editorial del periódico, se presentan entradas de columnistas con un marcado perfil gobiernista (y muy de derechas), donde sobresale José Obdulio Gaviria que ingresó meses después de la compra de la casa editorial, cercano amigo de Francisco Solé, el designado por Lara para dirigir el Grupo Planeta en América Latina.

De José Obdulio Gaviria se pueden citar cosas que definirían rápidamente su talante, tales como ésta: “Finaliza la Presidencia (la de Uribe) más larga, enjundiosa, brillante y fructífera de nuestra historia. La Providencia nos regaló una inteligencia superior; un guía providencial para dirigir a su pueblo en la travesía del desierto...”. Sin embargo, tampoco Gaviria pudo llevársela muy bien con el grupo de Investigación de la Revista Cambio, aparte de su relación familiar con Pablo Escobar Gaviria, el más sanguinario narcotraficante en la historia de Colombia, también tiene dos hermanos que tenían antecedentes en el negocio de las drogas. Sin embargo, la Revista Cambio denunció los nexos de los Hermanos de Obdulio Gaviria con varios magnicidios en la década de los ochenta. Artículo que significó la renuncia de varios miembros del gobierno de Uribe al encontrar inexcusables los antecedentes familiares de un funcionario tan cercano a la presidencia. El escándalo pareció tocar fondo cuando se sumaron testimonios de los favores económicos y políticos que recibía Obdulio Gaviria de su primo Pablo Escobar, incluso después de ser capturado. El excomisionado anticorrupción del gobierno de Uribe señaló: "El problema del Gobierno es que no ha querido destapar los nexos de José Obdulio con la mafia de Medellín”, haciendo referencia al escándalo suscitado por la relación de Gaviria con reconocidos paramilitares que conspiraban contra la corte suprema de Justicia en uno de los sótanos de la Casa de Nariño. A todas estos honorables antecedentes habría que sumar las investigaciones realizadas por la fiscalía y los testimonios de la agencia de seguridad e inteligencia del estado, que lo relacionaban con órdenes de interceptaciones ilegales a periodistas y defensores de derechos humanos.

Después de los escándalos sucedidos a finales de 2008, Obdulio Gaviria tuvo que renunciar a su cargo como asesor del Presidente, y se dedicó a difundir y preservar la “doctrina” Uribista, contando con el apoyo de Francisco Solé, en la edición de los libros “Las ideas de Uribe” que recopila la “doctrina política” de Álvaro Uribe.

La relación de Solé siempre ha sido estrecha con el gobierno de Uribe. El entonces Presidente declaró en la ceremonia que le otorgaba la nacionalidad Colombiana a Solé y a su esposa: “Ustedes han entendido que la seguridad democrática no es un recurso de la intolerancia ni una acción contra la civilidad, ni una pretensión fascista, sino un valor de la democracia, un requisito para el pluralismo…Ustedes han entendido que lo único que garantiza prosperidad es confianza inversionista”.

Lamentablemente, la relación de amistad del Presidente del Grupo Planeta en América Latina con los representantes de la extrema derecha trascendió lo personal, también se evidenció en la radicalización ideológica del periódico El Tiempo (el de mayor tiraje en el país), que no toleró la posición de varios columnistas. Durante la campaña presidencial del 2010, el periódico hizo una clara apuesta por el entonces candidato a la presidencia del gobierno colombiano Juan Manuel Santos, uno de los codueños del periódico, apuesta que fue controvertida por la periodista Claudia López, al señalar el uso de denuncias de actos de corrupción del gobierno de Uribe para desprestigiar los rivales políticos de Santos. La columnista señalaba que “la calidad periodística de El TIEMPO está cada vez más comprometida por el creciente conflicto de interés entre sus propósitos comerciales (ganarse el tercer canal de televisión) y políticos (cubrir al Gobierno que otorga el canal y a su socio en campaña) y sus deberes periodísticos”. El periódico despidió a esta columnista de manera fulminante. Ella se declaró sorprendida con la reacción del periódico, al no resistir un debate sobre sus conflictos de interés, añadiendo que “el mensaje para los columnistas que quedan es brutal: que el periódico los puede echar si disienten”. Al preguntársele a José Obdulio Gaviria sobre el despido, lo calificó como “algo natural”, de quien se refería “para Claudia López no hay reglas, ella no tiene límites en su comportamiento negativo”. López fue uno de los primeros investigadores que denunció el control del paramilitarismo sobre importantes sectores del Estado colombiano en los últimos quince años.

La Revista Cambio durante los últimos años hizo visible las negociaciones secretas de los gobiernos de Colombia y los Estados Unidos para el establecimiento de siete bases norteamericanas en territorio Colombiano. También hizo visible la entrega de millonarios subsidios agrícolas a poderosos terratenientes. Se cuenta también la denuncia de los vínculos con la mafia del entonces Fiscal Regional de Antioquia y hermano del ministro de gobierno de Uribe. Estos hechos sumados a varios otros tenían muy incómodo al gobierno, que tuvo que sortear todos estos escándalos y enfrentar la ruptura de las relaciones con Venezuela ante las evidentes consecuencias geopolíticas que implican el establecimiento de bases militares norteamericanas en sus fronteras.

A finales de octubre del 2009, se abre la licitación para un tercer canal de televisión, sin embargo dos de los tres oferentes, el Grupo Prisa de España, y el Grupo Cisneros de Venezuela, se retiran ante la evidente preferencia del proceso licitatorio por Grupo Planeta. En Enero de 2010, el proceso se pospone ante una resolución de la procuraduría ante la evidente inconsistencia de una subasta pública con un solo proponente. En febrero de 2010, el Grupo Planeta anuncia el cierre de la Revista Cambio y el despido de sus directores. En abril el proceso licitatorio se reabre, con el cambio de posición de la procuraduría, en el que el Grupo Planeta nuevamente aparece como único oferente, ante el retiro de sus competidores por falta de garantías.

Es cierto que no existen evidencias que demuestren que José Manuel Lara para ganarse la concesión de un canal de televisión haya acabado con una de las pocas revistas de investigación en Colombia, que incomodaba a un régimen autoritario de derechas, en un momento de peligrosa desinformación que beneficiaba la impunidad de miles de delitos contra la humanidad. Maria Elvira Samper, uno de los codirectores de la revista, manifestó: “sé de buena fuente, que había miembros de la junta a quienes les parecía que no era conveniente tanto periodismo de denuncia… el mensaje de fondo de esta decisión es que ser independiente, decir lo que se piensa y cuestionar el poder puede conducir a la muerte profesional”. Semanas antes, José Obdulio Gaviria en su columna habitual del periódico El Tiempo, calificó a los directores de la revista Cambio como jefes de una banda criminal que hacía oposición al gobierno colombiano.

Recientemente el periódico El Tiempo, la joya de la corona de la Casa Editorial El Tiempo, sufrió una notable transformación, que apostó por más lenguaje gráfico y de multimedias y la reducción en el tamaño (y la calidad) de sus artículos, en lo que se argumentaba que era la apuesta de la Casa Editorial ante la nueva realidad de la industria de los periódicos en el mundo. La sala de redacción funciona como una empresa que produce bienes de consumo masivo, donde “los editores de producto” seleccionan la información que demanda cada uno de los canales informativos del grupo, incrementando la “productividad del reportero”. Los periodistas del periódico opinan que con las nuevas restricciones de espacio puede ser “imposible realizar un periodismo con un mínimo de profundidad e impacto político”, porque “no hay nada importante que uno pueda decir en tres párrafos… ya uno ni firma, para qué?”.

El plan estratégico del Grupo Planeta, que busca consolidar en Colombia un grupo mediático en todos los frentes, que pasa por la televisión, la radio y los medios impresos, en contubernio con gobiernos de extrema derecha implicados en toda clase de crímenes, parece fiel copia de la “exitosa” estrategia implementada por el más notable dirigente de la clase dirigente europea: Silvio Berlusconi. ¿Podría afirmarse que el Grupo Planeta busca implementar el modelo Berlusconi en Colombia? Las hechos son incontrovertibles, el tiempo lo mostrará.