jueves, septiembre 30, 2010

En Ecuador no hay golpe de Estado, hay rebelión popular

El Ecuador enfrenta, en este momento, una verdadera guerra informativa a nivel oficial, que pretende mostrar a este proceso de movilizaciones populares como si se tratara de un golpe de Estado de las fuerzas de la derecha contra un supuesto gobierno de izquierda. Todo el aparataje mediático del gobierno, que incluye cuatro canales de televisión, dos de ellos en señal abierta y de cobertura nacional; tres periódicos que circulan en todo el Ecuador, y una red de radios en todo el país, hablan de que la vida del presidente Rafael Correa corre serio peligro y llaman a la gente a concentrarse en el Palacio de Gobierno para defender al régimen.

Al momento las calles de Quito y de varias ciudades del país se encuentran llenas de expresiones de lucha de maestros, estudiantes, trabajadores del sector público y privado, además de los miembros de tropa de la Policía y las Fuerzas Armadas, que desde tempranas horas se tomaron los cuarteles para exigir del gobierno la derogatoria del veto al proyecto de Ley del Servicio Público, que les elimina beneficios como condecoraciones y bonificaciones por años de servicio.

En provincias como Cotopaxi y Chimborazo organizaciones como la Unión Nacional de Educadores, Unión General de Trabajadores del Ecuador y la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador se tomaron las gobernaciones locales, exigiendo que se derogue el veto al proyecto de Ley Orgánica de Educación Superior, y a la Ley del Servicio Público, que afectan principios y derechos como la autonomía universitaria y el cogobierno, y promueve la remoción de miles de trabajadores del sector público.

Las organizaciones populares y la izquierda han manifestado su deseo de que la versión oficial no sea tomada como la única y verdadera en el contexto internacional, y que se recoja estos acontecimientos como el resultado de todo un proceso de descontento popular con medidas que han evidenciado el viraje hacia la derecha de un gobierno que en sus inicios se planteó como democrático, patriótico y progresista, y que llegó al poder gracias al apoyo de las organizaciones populares que tradicionalmente han luchado por el cambio, como el Frente Popular y la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador.