Un diario local, ampliando las repercusiones de un incidente ocurrido hace unos días entre Bolivia y Paraguay, acusa al presidente Evo Morales de buscar conflicto con los países vecinos. Sin embargo, la noticia, en el mismo periódico, da una versión que no respalda la escandalosa afirmación del título.
Se trata de una patrulla boliviana que, persiguiendo a un delincuente, se internó hasta 30 kilómetros en el Paraguay. Hubo, incluso, el apoyo de un jefe militar paraguayo. Ninguna de estas características se toma en cuenta, a la hora de redactar un titular. Lo importante es acusar al presidente de crear conflicto internacional, aunque no exista tal conflicto. Con fruición, han insistido en el intercambio de declaraciones entre autoridades bolivianas y peruanas respecto al asilo de ministros de Sánchez de Lozada, quienes están enjuiciados por los tribunales bolivianos. No hay seguimiento serio y menos aún investigación sobre los alcances de esta situación. Simplemente se trata de hacer campaña contra este gobierno.
Si analizamos los sucesos de los últimos días, nos damos cuenta que, el sensacionalismo en que han caído los medios de comunicación, se regodea haciendo escándalo de una frase, un término. No ha parado mientes en reproducir las portadas de los diarios limeños que fueron más ofensivos al presidente Morales. Por supuesto, los analistas vuelcan todos sus enconos apostando a que Evo Morales será derrotado en diciembre.
Las diferencias con el gobierno de Lima se han dado en varios temas. No olvidemos que, la primera reacción del presidente Alan García contra nuestro gobierno, fue la acusación de que, Venezuela armaría los puestos fronterizos entre Bolivia y Perú, para crear roces y enfrentamientos entre nuestros países. ¿Recuerdan cuál fue la respuesta de nuestro gobierno? Envió al Ministro de Defensa para entrevistarse con su par peruano y explicarle los alcances de la ayuda militar venezolana a Bolivia. Aún más: lo invitó a Bolivia para conocer personalmente lo que estaba haciéndose en los puestos fronterizos.
Sumemos el empeño del presidente García, en acuerdo con el gobierno de Colombia, para llevar adelante negociaciones por un TLC con la Unión Europea. Acusaciones de que, Bolivia, protege a terroristas peruanos, ahora que basta acusar a cualquier persona de ser terrorista para recibir apoyo de la potencia que usa tal calificativo para justificar transgresiones de los derechos humanos. El uso arbitrario de las aguas del río Mauri es, otra vez, una acción nada amistosa del otro lado de la frontera.
Siempre tuvimos buenas relaciones con el Perú. Fuimos parte de la Confederación creada por Andrés de Santa Cruz, luchamos como aliados en la Guerra del Pacífico y sorteamos muchas fricciones acudiendo a la comprensión mutua de nuestras fallas y errores. Pero es bueno recordar que hay temas más sensibles y que, en relación a los mismos, debe haber un cuidado mayor.
No ha sucedido así en el caso concreto del asilo otorgado a tres políticos que fueron ministros de Gonzalo Sánchez de Lozada en los días finales de su gobierno. La acusación más trascendente es la de estar implicados en una masacre en la que murieron 60 personas y quedaron heridas más de 300, algunas de las cuales han muerto a consecuencia de las lesiones que sufrieron entonces.
El derecho de asilo político es una norma de gran valor jurídico y debe respetarse en toda su expresión. La convención de Montevideo de 1939 establece principios y regulaciones que deben cumplirse, por un principio elemental de buen relacionamiento entre gobiernos y, por supuesto, de protección del derecho de gentes. Si comienza a usarse para expresar desacuerdos o como reacción por otros temas, se degrada los valores de esta conquista latinoamericana que siempre fue reconocida como ejemplo de entendimiento entre las naciones.
Por eso mismo, cuando en Bolivia se usa el tema como ingrediente de una campaña interna, se está haciendo daño al país. Ojalá no sea tarde para que lo comprendan los opositores.