lunes, junio 29, 2009

Golpe en Honduras, un aviso para los gobiernos democráticos de América

Editorial del semanario En Marcha
Edición 1448



Los acontecimientos producidos en Honduras, en donde las Fuerza Armadas propinaron un golpe de Estado en contra del gobierno de José Manuel Zelaya, no solo muestran el quebranto de un régimen constitucional; son al mismo tiempo un aviso que rebasa las fronteras del país centroamericano.

Desde hace poco más de dos décadas los regímenes dictatoriales, con alguna excepción, fueron desterrados de América. La lucha de los trabajadores y los pueblos y la necesidad de las propias burguesías criollas de remozar las formas de dominación dieron paso a la instauración de regímenes constitucionales nacidos de las urnas, pero no por ello representantes del pensamiento y los anhelos de los pueblos. Las clases dominantes y los mismos exponentes del imperialismo han hablado durante todos estos años de los “progresos” y “avances” de la democracia en la región, negando posibilidad alguna de que los militares retomen su práctica de de imponer dictaduras, como lo hicieron en los años sesenta y setenta del siglo pasado.

Sin embargo, ahora los militares hondureños salieron de sus cuarteles para destituir a un presidente que en su política internacional se ha identificado con gobiernos progresistas que hacen resistencia a los lineamientos trazados por el gobierno de los Estados Unidos. Ese golpe de Estado pretende frenar un proceso de democratización que se operaba en Honduras, busca también debilitar los esfuerzos que algunos gobiernos de la región impulsan en la arena internacional con procesos de integración como el ALBA, y es un mensaje que la derecha da a los gobiernos democráticos y progresistas, en el sentido de qué estaría dispuesta ha hacer para frenarlos o acabar con ellos.

Los trabajadores, los pueblos del Ecuador, las organizaciones progresistas y de izquierda, el gobierno del Presidente Rafael Correa deben tener presente los acontecimientos producidos en Honduras, entender que las fuerzas de la derecha y el imperialismo realizan una activa y febril labor en contra de los procesos de cambio y que la conspiración es una acción a la que aquí también apuestan los sectores oligárquicos. Pero nada de eso debe llevar a rebajar o disminuir el contenido de las acciones políticas y del programa propuesto para cambiar el país.

Nuestra solidaridad con los trabajadores y el pueblo hondureño que luchan por recuperar sus libertades democráticas; nuestro rechazo a las fuerzas que apuestan al golpismo para impedir el avance de los procesos de cambio que recorren el continente.