La Juventud Revolucionaria del Ecuador a partir de esta edición expone, críticamente, las limitaciones que adolece la propuesta del Ministerio de Educación acerca del Bachillerato General Unificado que se encuentra debatiendo en los distintos centros de educación del país.
¿El Bachillerato General Unificado es una propuesta Integral?
La propuesta del Bachillerato General Unificado -presentada en diciembre por el Ministerio de Educación- es considerada por los funcionarios de gobierno como uno de los instrumentos para solucionar los problemas que atraviesa la educación media, pero adolece de una serie de elementos que no ataca a las dificultades desde la raíz, sino que busca aparentar cambios y pero mantener la misma realidad.
El Ministerio afirma que existe una fragmentación en el sistema educativo nacional, una escasa articulación curricular del bachillerato con los niveles educativos anterior y posterior. Sin embargo la reforma que se realiza solo se plantea al bachillerato.
Resulta complejo concebir un cambio en la educación cuando las transformaciones se plantean solo en una parte de esta. Frente a ello surgen una serie de interrogantes, como por ejemplo que la reforma debe apuntar a cambiar la educación básica y la superior, si se llega a aplicar esta propuesta en los términos planteados por el ministerio, cuáles serán los requisitos para los futuros bachilleres para ingresar a las universidades.
A ello se suma que no se logra ubicar, ni entender los problemas y las diferencias entre la educación del campo y la ciudad, entre la urbana y la rural, se establece un solo programa que no toma en cuenta las particularidades de cada uno de los sectores, tampoco se hace un esfuerzo sistemático por comprender el problema de la plurinacionalidad del Ecuador.
Estos son solo algunos de las limitaciones de las que adolece la propuesta del Bachillerato General Unificado. Sin duda una de sus causas es que quienes la han elaborado son los tecnócratas del gobierno, quienes en su mayoría no se han educado en las instituciones del país, menos aún en los colegios públicos. Es responsabilidad de la juventud estudiosa, de la comunidad educativa en su conjunto exponer sus cuestionamientos, exigir un dialogo nacional que determine los correctivos necesarios para el desarrollo de una nueva educación en el país.