La semana pasada los trabajadores de la planta de automóviles Dacia en Mioveni, ciudad cercana a Bucarest, sorprendieron realizando una protesta frente a la fábrica mientras hacian sonar en los altavoces el himno de los obreros del mundo, la internacional.
Los diez mil obreros que se atrevieron a hacerlo protestan por la futura modificación del Codigo del Trabajo y por la subida de los precios de los productos básicos y el carburante. La propuesta fue coordinada por el Sindicato de Automóviles Dacia, y los manifestantes, acompañados con tambores y pitos, no dejaron de gritar "Abajo Basescu" y "Abajo el Gobierno".
El motivo de la concentración, segun Marin Anghel, uno de los lideres del sindicato, "es protestar contra la modificación del Código de Trabajo, las leyes sobre el contrato colectivo, la ley de sindicatos, la ley de conflictos laborales, y frente al encarecimiento de los carburantes y los productos básicos. Actualmente no tenemos ningún problema con la empresa, pero tenemos un grave problema con la politica social del gobierno. Solo los gobernantes son los destinatarios de esta manifestación y pedimos su dimisión".
Las criticas a la manifestación de Dacia, que de momento no han abandonado la producción, no se han hecho esperar, y los medios de propaganda del capital no han dudado en acusar de irresponsabilidad la participación de estos en unas protestas que no tienen nada que ver con sus condiciones laborales (que por otro lado son bastante buenas en relacion con la de la mayoria de los rumanos, siendo Dacia una de las empresas privilegiadas en el desastroso panorama laboral y salarial de Rumania).
Sin embargo, la salida a la calle de los trabajadores de Dacia se enmarca en un proceso mas complejo: la grave crisis económica, las politicas brutales de recortes de derechos y servicios públicos, el progresivo encarecimiento de alimentos y combustibles, y la reforma del Codigo del Trabajo que actualmente esta planteando el gobierno (facilitando el despido y recortando derechos, siguiendo los dictados de la Union Europea y, en definitiva, para mejor servir a los intereses de los grandes capitalistas).
Lo que ha chocado mas y, por otro lado, no se ha publicitado demasiado ni en television ni en la prensa, suponemos que para que no cunda el ejemplo, es que estos trabajadores hayan utilizado La Internacional en sus reivindicaciones, cuando hasta ahora en Rumania el himno de los trabajadores del mundo estaba escondido en el baul de los recuerdos o reservado para actos privados y semiclandestinos de los que han resistido a la campaña de persecución y anatemización de todo lo que suene a comunismo. Y, mucho menos, se escuchaba desde hace mucho, mucho tiempo como reinvindicación en una manifestación obrera.
Parece que las consecuencias de la crisis están cambiando muchas cosas, y aunque no de momento la conciencia y la dignidad obrera del todo y los trabajadores no hayan tomado a la calle para decir basta a sus gobiernos, mercenerios del gran capital, como en Egipto o Tunez, que La Internacional suene en una manifestación es un acontecimiento inesperado que seguro que, ademas de sorprender gratamente a muchos, ha metido el miedo en el cuerpo a los que hoy viven a costa del trabajo de los demas.