miércoles, febrero 02, 2011

Una, dos, palabras sobre un sembrador del agua

La mañana soleada y calurosa del 24 de enero recibo la llamada que con voz entrecortada me dice; se murió el Lucho Uzhca, sin respuesta y en silencio se me viene a la mente tantos caminos, vividos, compartidos, tantos sueños…

Recuerdo entonces al amigo, compañero, campesino, al dirigente, al soñador de la patria nueva, al militante revolucionario, si, y veo su rostro sudoroso luego de la lucha callejera contra el paquetazo económico, y veo su rostro serio después del cierre de la vía por la defensa del agua, y lo miro delante de la multitud de campesinos de San Juan dirigiendo el desalojo a los invasores extranjeros mineros que han profanado el cerro del Pishi, cerro sagrado donde viven sus muertos, donde se siembra el agua para los habitantes de San Juan, y le veo detenido en el patrullero de las fuerzas represivas del gobierno de la “revolución ciudadana” gritando adelante compañeros el agua no se vende se defiende, y le miro también formando a los comunicadores populares, alfabetizando, organizando a su comunidad para defender el agua, armando la fiesta de la Siembra, preocupado que la chicha y el cuy no falte para nadie…

Escucho su voz serena, firme, que nos explica el concepto campesino de sembrar el agua, el agua es la sangre de la tierra, y ella nace, crece, se reproduce y también muere, y como todo ser vivo necesita de cuidados, amor… nos decía, y su voz rebelde sigo escuchando; somos guerreros, somos los herederos de nuestras abuelas y abuelos, ellos eran Payguaras, y Payguara quiere decir guerreros, allá en el cerro del Pishi están nuestras abuelas, nuestros abuelos y no podemos fallarles… cuando se dirigía en alguna ocasión a los comuneros de San Juan…

Y como no recordar también aquellas madrugadas de bohemia en el cuartito de grabación, en las calles del pueblito de San Juan, cantando a Rosita Paredes la mujer comunista, a Milton Reyes ejemplo de lucha de los revolucionarios ecuatorianos, y por su puesto como no revivir aquella madrugada cuando junto con los músicos indígenas del Cañar, la Banda del pueblo de Chusquin, y un grupo de amigos de Cuenca, dejamos sin cerveza a toda la comunidad de San Juan.

Así te recuerdo amigo combatiente Payguara, y en estos momentos se viene a mi mente las palabras del dirigente asesinado Jaime Hurtado González; que ganas por frenar la muerte diaria, para hacer interminable la lucha por la vida.

Hasta siempre sembrador del agua Payguara.

Jorge Quizhpe

Equipo Comunicándonos