El 2009 se inicia signado por la criminal agresión del Estado sionista de Israel en contra del pueblo palestino asentado en la pequeña franja de Gaza. Israel, con uno de los más poderosos ejércitos del planeta, una vez más acomete contra un pueblo que durante décadas reclama por sus territorios arrebatados. Allí se vive una masacre que ya cuesta la vida de centenares de hombres, mujeres, niños, niñas, jóvenes, ancianos, miles de heridos e incalculables pérdidas materiales; se asesina a mansalva con la complicidad del resto de potencias imperialistas y de la ONU. La agresividad del imperialismo no tiene límite, la humanidad ha sido testigo de execrables actos como éste en innumerables ocasiones y, mientras el capitalismo exista, inevitablemente los continuaremos viendo.
En nuestro país, este nuevo año viene con dos aspectos trascendentales para su futuro: los efectos de la crisis económica internacional y el proceso electoral del mes de abril.
La crisis está ya presente en nuestro país y con seguridad sus manifestaciones y efectos serán mayores con el transcurrir de los meses. Un barril del petróleo que hoy se vende a 23 dólares, un déficit fiscal de cinco mil millones de dólares, una balanza comercial no petrolera negativa son algunas manifestaciones de los graves problemas que enfrenta el Ecuador, frente a lo que el gobierno anuncia la revisión del plan de obras públicas y algunos mecanismos para recortar el gasto fiscal. Aún no ha definido lo que sería un integral plan económico para enfrentar la crisis, pero nosotros nos adelantamos a señalar que cualquier plan anticrisis debe guiarse bajo el criterio de precautelar las condiciones de vida de los trabajadores y los pueblos, mantener la obra pública para asegurar las fuentes de empleo, adoptar mecanismos de protección a la producción nacional y aplicar medidas que hagan que la crisis la paguen los ricos.
El otro elemento, el proceso electoral, en pocas semanas atrapará la atención de toda la sociedad. En este año se pone en juego la representación en la totalidad de los órganos de poder de la institucionalidad burguesa, desde la Presidencia de la República hasta las juntas parroquiales. Se trata de un proceso político sin precedentes en los últimos años, del que la tendencia democrática, progresista y de izquierda saldrá una vez más vencedora.
Para la izquierda revolucionaria es vital no solo participar activamente en este proceso, sino sobre todo aprovechar de él para avanzar, consolidar y desarrollar posiciones. Hacer de este proceso un escenario para difundir las tesis revolucionarias entre el movimiento obrero y popular y esclarecer aquellos puntos de vista que confían en la eventualidad de lograr una auténtica transformación social en el marco de la actual institucionalidad burguesa.
Enfrentar la crisis con la impronta de la defensa de los intereses populares y participar en el proceso electoral con el objetivo de que las fuerzas revolucionarias avancen son tareas que los marxista leninistas las tenemos planteadas para los meses venideros.
En nuestro país, este nuevo año viene con dos aspectos trascendentales para su futuro: los efectos de la crisis económica internacional y el proceso electoral del mes de abril.
La crisis está ya presente en nuestro país y con seguridad sus manifestaciones y efectos serán mayores con el transcurrir de los meses. Un barril del petróleo que hoy se vende a 23 dólares, un déficit fiscal de cinco mil millones de dólares, una balanza comercial no petrolera negativa son algunas manifestaciones de los graves problemas que enfrenta el Ecuador, frente a lo que el gobierno anuncia la revisión del plan de obras públicas y algunos mecanismos para recortar el gasto fiscal. Aún no ha definido lo que sería un integral plan económico para enfrentar la crisis, pero nosotros nos adelantamos a señalar que cualquier plan anticrisis debe guiarse bajo el criterio de precautelar las condiciones de vida de los trabajadores y los pueblos, mantener la obra pública para asegurar las fuentes de empleo, adoptar mecanismos de protección a la producción nacional y aplicar medidas que hagan que la crisis la paguen los ricos.
El otro elemento, el proceso electoral, en pocas semanas atrapará la atención de toda la sociedad. En este año se pone en juego la representación en la totalidad de los órganos de poder de la institucionalidad burguesa, desde la Presidencia de la República hasta las juntas parroquiales. Se trata de un proceso político sin precedentes en los últimos años, del que la tendencia democrática, progresista y de izquierda saldrá una vez más vencedora.
Para la izquierda revolucionaria es vital no solo participar activamente en este proceso, sino sobre todo aprovechar de él para avanzar, consolidar y desarrollar posiciones. Hacer de este proceso un escenario para difundir las tesis revolucionarias entre el movimiento obrero y popular y esclarecer aquellos puntos de vista que confían en la eventualidad de lograr una auténtica transformación social en el marco de la actual institucionalidad burguesa.
Enfrentar la crisis con la impronta de la defensa de los intereses populares y participar en el proceso electoral con el objetivo de que las fuerzas revolucionarias avancen son tareas que los marxista leninistas las tenemos planteadas para los meses venideros.