Editorial del Semanario En Marcha (PCMLE)
Al tiempo que la derecha busca cómo articular su participación en el proceso electoral venidero, trabaja también por descomponer o al menos crear la imagen de que ello sucede al interior de las fuerzas que constituyen lo que hemos calificado como tendencia democrática, progresista, patriótica y de izquierda. Insistente es el esfuerzo que por distintos medios hace para mostrar el desgranamiento de la tendencia, el paso desde el apoyo a la obstrucción al gobierno por parte de algunas organizaciones y hasta el aparecimiento de una “oposición de izquierda”, que ha recibido amplia promoción por parte de los medios de comunicación.
Como no siempre es posible crear un cuento de la nada, aprovechan para sus propósitos de acontecimientos reales que se producen al interior de la tendencia, particularmente en el movimiento PAIS y de la no pocas veces calenturienta conducta del Presidente Correa en contra de organizaciones populares y fuerzas políticas que lo apoyan.
Intensos fueron los esfuerzos para fabricar la candidatura de Alberto Acosta a la presidencia en contraposición a la reelección de Rafael Correa, candidatura inicialmente planteada por la CONAIE que de pronto fue asumida como valedera por personajes de derecha y por tránsfugas del movimiento popular que desde un inicio han mostrado estar en contra del proyecto político en curso. Nos referimos a quienes cada vez que lo creen necesario se cambian de nombre: una vez fueron Coordinadora de Movimientos Sociales, otra Polo Democrático Alternativo y ahora izquierda auténtica o verdadera izquierda.
Fallido el intento de candidatizar a Acosta ahora se han puesto tras la figura de Marta Bucaram, otra novísima “izquierdista” que hizo todo lo posible para impedir el triunfo del Sí en el referéndum pasado. ¿Desde cuándo la RED es una agrupación de izquierda?
Paradójicamente ahora la derecha pone los parámetros de lo que es la izquierda o de lo que debe ser. No es extraño que eso esté ocurriendo en el país debido a la identificación que numerosos sectores de la población tienen con tesis de esa naturaleza que pregonan el cambio social, y qué mejor para la derecha que distorsionar lo que la izquierda en realidad plantea y representa.
La izquierda revolucionaria en nuestro país ha expresado su apoyo al proyecto político en curso y ha dado claras demostraciones de su compromiso con aquel. La madurez política con la que actúa le ha posibilitado entender las proyecciones del proceso existente en el país y no ha caído en provocaciones lanzadas en su contra desde las esferas gubernamentales, incluyendo al mismo Presidente. Es que la izquierda revolucionaria tiene un claro proyecto político revolucionario que supera la coyuntura y la mira a ésta inserta en los objetivos estratégicos de llevar a la victoria el triunfo de la revolución social, la construcción del socialismo.