Al finalizar la audiencia de juzgamiento llevada adelante en el Tercer Tribunal de Garantías Penales en contra del compañero Marcelo Rivera, la jueza Gladys Terán dictó la culpabilidad en el cargo de agresión terrorista planteado por el rector de la Universidad Central, Edgar Samaniego. Este fallo es una clara evidencia del sometimiento de la justicia a la voluntad política del gobierno, confirmando que este fue un caso de índole política y no judicial. La jueza aún no ha establecido la sentencia.
En el transcurso de la audiencia, iniciada el día viernes 22 de octubre, las declaraciones del rector de la Universidad Central, Edgar Samaniego, así como la de su séquito, demostraron fehacientemente que Marcelo no tuvo ninguna responsabilidad ni participación en los cargos imputados. Samaniego reconoció que Marcelo nunca lo agredió, que nunca lo vio instigar a alguien para que lo agreda y, más aún, ni siquiera lo vio presente en la sala de Consejo Universitario el día 8 de diciembre de 2009. En el mismo sentido se pronunciaron otros testigos de la parte acusadora, e inclusive algunos de ellos reconocieron que cuando los estudiantes ingresaron a ese local Marcelo les pidió abandonar el mismo, garantizándoles su seguridad.
Estas declaraciones no hacen más que corroborar las imágenes que tanto el gobierno como los medios burgueses de prensa presentaron respecto de los acontecimientos producidos en la Universidad Central el día 8 de diciembre de 2009. En ellas se observa que Samaniego fue golpeado por una persona no identificada, cerca del parqueadero de la universidad, es decir lejos de la sala de sesiones de Consejo Universitario en la que los estudiantes protestaban contra el intento de aprobar un estatuto ilegal y antidemocrático.
Las pruebas contundentes presentadas por la defensa e inclusive la propia declaración de Samaniego y otras autoridades de la UCE de nada valieron y la jueza Terán condenó a Marcelo, cumpliendo así las órdenes recibidas desde altas esferas gubernamentales. Ese ha sido el comportamiento de todos los jueces en el transcurso de este juicio.
Durante todo este proceso Marcelo Rivera ha dado demostraciones de su valentía y firmeza, los 10 meses que ha permanecido en prisión no han mellado su convicción revolucionaria y desde ella ha continuado llamando a la juventud estudiantil a persistir en la lucha por la democratización de la universidad y por los intereses populares. Desde el 17 de octubre pasado inició una huelga de hambre que fue emulada en varias provincias por estudiantes, profesores y trabajadores. Sin duda Marcelo es un ejemplo de honor y compromiso revolucionarios en el que se deben educar los jóvenes y todos quienes asumimos la responsabilidad de luchar por la revolución en nuestro país.
Persecución se extiende a la familia
Como parte de la persecución política en contra de Marcelo, el día 25 de octubre el rector Edgar Samaniego despidió del trabajo a la madre de Marcelo, Norma Toro, que cumplía las funciones de conserje en la Facultad de Filosofía. Una nueva demostración del odio político con el que actúan Samaniego y el grupo de “socialistas” enquistados en la administración de la universidad.