lunes, septiembre 22, 2008

Los medios no son sino el aparato ideológico de la globalización

Por: Alberto Maldonado S.

Periodista – Ecuador


Lo dicho por Ignacio Ramonet es ya, en América Latina, una práctica y una estrategia que nadie puede poner en duda: "los medios (de comunicación del sistema) son el aparato ideológico de la globalización" (neoliberal) Y como aparato ideológico, que dejó para la historia los viejos cuentos de la "imparcialidad, la objetividad, la libertad de expresión y de información" hoy actúa conforme a las consignas, la manipulación, el sesgamiento y otros recursos mediáticos, que vienen de dentro y de fuera.

En nuestros países, esta tónica viene dándose desde hace décadas. Solo a manera de ejemplos, recordaré la actitud de estos medios (prensa, radio y televisión) contra la revolución cubana, que ya va para el medio siglo. Y qué decir contra Salvador Allende, hasta que lograron su asesinato y derrocamiento. Contra Chávez, desde hace 10 años, no descansan en las intrigas, las tergiversaciones, los inventos. Contra Rafael Correa, la agresión mediática ya va para los dos años. Y contra "el indio" Evo Morales, las cosas llegaron a tales extremos del desparpajo y la manipulación, que el Presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas FELAP (el argentino Juan Carlos Caamaño) exclamó "Siempre la misma mierda" al rechazar y denunciar la actitud mediática en el caso boliviano.

"Los verdugos convertidos en víctimas"

Entre el 11 y el 12 de septiembre/2008, una columna campesina que se dirigía a Cobija (en la Prefectura de Pando, Bolivia, una de las circunscripciones separatistas) "armada" de mujeres, niños, ancianos, fue emboscada en el sitio denominado Porvenir, por sicarios y matones al mando de capos al servicio de Leopoldo Fernández (el Prefecto separatista) y masacrada. Nadie sabe hasta el momento el saldo real de muertos, heridos y desaparecidos que hubo en este macabro festín; pero, testimonios de no pocos campesinos que lograron escapar de esta emboscada, relataron después en el Parlamento de Bolivia, que mientras ellos trataron de protegerse como pudieron (con palos y piedras, ya que iban desarmados) y de escapar de la trampa, internándose en un bosque cercano o lanzándose al río Tahuamano, los matones de Fernández, que disparaban con metralletas, fusiles y revólveres, los cazaron como a conejos, disparándoles inclusive a los que trataban de escapar a nado.

Estos fueron los hechos reales, objetivos, comprobables. Pero ¿cómo enfocaron los mass media del sistema en sus ediciones de los días subsiguientes?

Antonio Honrubia Hurtado, un comunicólogo español, escribió, a través del Internet (ya que igual que en nuestros países, los tales medios de prensa "son tan democráticos y libres", que ignoran sistemáticamente este tipo de comentarios y análisis) ciertamente indignado, un artículo que tituló: "Medios manipuladores; periodistas indignos" Antonio les preguntaba (a los periodistas españoles) ¿En qué clase de personas se han convertido, señores periodistas de los medios privados? ¿tan poco valoran su dignidad que se venden al fascismo por un sueldo de unos pocos miles de euros y algo de prestigio "profesional"?

El analista español citaba textualmente a los informadores y opinadores de la gran prensa española (el País, del grupo Prisa; el Mundo, ABC) y les demostraba que para ellos, en el cumplimiento de la consigna "sipiana" (de la SIP, de la CIA, del Grupo de Diarios de América, de Reporteros sin Frontera, de Human Righs) "los verdugos pasan a ser víctimas y las víctimas verdugos" El analista les recordaba, además, que en abril del 2002, cuando la ultra reacción venezolana, con el auspicio de USA-CIA, logró desplazar del poder legítimo, por 48 horas, a Hugo Chávez, dieron por un hecho "que no necesitaba demostración", que una "pacífica manifestación de adversarios" del "caudillo Chávez" había sido agredida a balazos por sicarios del movimiento bolivariano, cuando en verdad, había sido exactamente lo contrario.

Desde Bolivia, el senador Antonio Peredo, y otros columnistas de la poca prensa que tiene el sector político que respalda a Evo Morales y sus afanes de cambio, denunciaron indignados, esos mismos días, cómo los medios y los paraperiodistas del neoliberalismo y de los sectores separatistas (con Santa Cruz a la cabeza) igualmente pretendieron desinformar, afirmando que "los muertos y heridos de Cobija habían sido el producto de un enfrentamiento entre grupos rivales" Pero la verdad se impuso ya que la columna campesina que iba a una concentración pacífica de respaldo al gobierno de Morales, había sido emboscada y asesinada. Según un informe oficial (a Sbre 14) se habían contabilizado 15 muertos, 37 heridos y 106 desaparecidos.

En el Ecuador, los medios del sistema (prensa, radio y televisión) ofrecieron una misma versión: que los muertos eran de la oposición a Evo y que la situación se había dado en un "enfrentamiento" entre fuerzas antagónicas. La televisión desempolvó escenas de algún episodio pasado y las presentó como testimonio gráfico de la "agresión" Nunca reconoció que había sido un asalto a mano armada contra una pacífica manifestación de campesinos. Luego, se callaron y no volvieron a hablar del "asunto"

El destape del terrorismo mediático

La expresión del Presidente de la FELAP (Siempre la misma mierda) resume, en una expresión muy popular en América Latina, que la gran prensa burguesa reproduce sin miramientos ni límites, un mismo patrón de conducta frente a movimientos políticos que pretendan cuestionar, limitar o cambiar "la democracia y la libertad" que proclama sin sonrojarse el señor Bush y la Condolezza esa (la señora Rice solo demuestra que la raza nada tiene que ver con posiciones imperiales) La consigna es, vistos el descalabro y las descalificación en que han caído los viejos y corruptos partidos tradicionales, que los mass media del sistema, asuman, como en efecto han asumido, el papel de vanguardia del neoliberalismo y disparen sin miramientos contra todo lo que pretenda cambiar, ponerle coto, limitar la propiedad privada, el derecho a seguir haciendo muy buenos negocios, pagando deudas hasta el infinito y la extracción de nuestras materias primas a precio de gallina robada. Para eso, estos medios están en manos de poderosos grupos económicos transnacionales o son dependientes de una publicidad alienante, que gasta miles de millones de dólares en espacios publicitarios, para obligarnos a consumir y consumir.

A más del caso boliviano y la masacre de Cobija, en los últimos meses, la agenda de esta actitud está que revienta:

En argentina, la voraz plutocracia que explota y comercia el negocio de la soja (y otros productos de exportación) paralizó el país porque se negaba a que el Gobierno de la cándida Cristina le cobre un impuesto adicional al que ya pagan, para remediar el problema de los desamparados de la tercera edad. Para la gran prensa argentina, que había sido dura e inclemente contra las protestas de los piqueteros; esta vez, los multimillonarios "sojanos" pasaron a ser "campesinos" que protestaban "por sus derechos conculcados" por los Kischner.

En Perú, siete dirigentes de izquierda que habían concurrido a un congreso ampliado del bolivarianismo, realizado abiertamente en Quito, fueron a parar en la cárcel acusados, por las famosísimas laptos de Reyes, de ser agentes de las FARC colombiana; y, por lo tanto, del terrorismo.

En Paraguay, a dos semanas de la posesión del exobispo Lugo, se descubrió un complot para derrocarlo. Fue develada la conversación que tuvieron militares, en servicio activo y servicio pasivo, para derrocar al "cura revoltoso" que había sido elegido muy democráticamente. La gran prensa paraguaya, mediante "testimonios, desmentidos, manipulaciones" se encargó de ridiculizar la denuncia y de "preservar la imagen" de los complotados, entre ellos, el presidente que fuera antes de Lugo y ese coronel golpista (Lino creo que se llama) que más parece un mal alumno de nuestro Lucio.

En la beatífica Colombia, con el parapresidente Uribe, un candidato en vida a los altares y a la presidencia perpetua del neoliberalismo, pues los medios del sistema, con el Tiempo y CRN a la cabeza, tienen "resuelto el problema delincuencial" y de narco tráfico: todo lo endosan sin más a las FARC.

En el Ecuador, en nuestras narices, a qué no han recurrido los mass media del sistema para tratar, primero, que la Asamblea Nacional Constituyente no llegue a textos "inadmisibles"; y en estos dos meses de campaña, en contrarrestar el apoyo popular al SI en el referéndum convocado para el domingo 28 de septiembre. Han sacado obispos, dirigentes políticos que presumían de izquierdistas, y sobre todo, la gran artillería desde las páginas de periódicos, revistas, espacios triple AAA en radio televisión; todos advirtiendo, amenazando, anticipándose a un desastre mayor y de "incalculables consecuencias" si el SI se impone al NO que ellos defienden.

Acostumbrados como estaban a "poner las víctimas" para usarlas a su favor, a una cincuentena de malcriados universitarios (de la Católica de Guayaquil) que pretendieron, nada más ni nada menos, que abuchar al Presidente Correa, quien había sido INVITADO por la Federación de Estudiantes para un encuentro con jóvenes de esa casa de estudios y para que sostenga desde ahí su programa sabatino de rendición de cuentas. Como tuvo que actuar la guardia presidencial para neutralizar la actitud agresiva de esta turba, sin mayores consecuencias, pues los agresores pretendieron pasar al papel de agredidos y para ello contaron con el apoyo de generosos espacios en radio y televisión. Pero como el pueblo ecuatoriano ya no se deja engañar, el intento se quedó en eso.

El problema de estos nuevos cruzados es que mientras la credibilidad de los medios del sistema está por los suelos, la conciencia política de los y las ciudadanas ha crecido. Lo cual quiere decir que, entre los desafíos del Presidente Rafael Correa y su Movimiento País, tiene el de promover la otra comunicación: la comunicación barrial y comunitaria, la comunicación pública, el periódico de barricada, el Internet popular. Solo de esta manera, se consolidará el proceso de cambio; y la comunicación social, por lo menos en Ecuador, no seguirá siendo la misma mierda.