Hace poco más de una semana el Presidente, calificó de "vergüenza" el entronque entre la organización criminal de ‘Don Mario’ con funcionarios judiciales que destacan al jefe de fiscalías Guillermo Valencia, hermano del ministro del interior cuya renuncia exige la oposición y Uribe defiende; al general Antonio Pedreros, comandante de
En cambio, en la rueda de prensa del 25 de agosto la reacción de Uribe fue colérica y distractora cuando otra revelación periodística extendió el olor a podredumbre de su gobierno por las entrevistas, en la ‘Casa de Nari’, de dos de sus secretarios con delegados de ‘Don Berna’, aduciendo que los escucharon porque tendrían información contra
La agresividad de Uribe Vélez no sólo trata de subsanar la debilidad derivada de ser pillado con las manos en la masa, la bajeza política también se explica por las conductas rayanas en lo delincuencial y a que ya no convence a tantos como antes. Esa virulencia también es reflejo de la aguda lucha interna entre los capitalistas que están más beneficiados por las medidas del poder y los oligarcas afectados económica y políticamente por las acciones del gobierno, así como por la mayor polarización que atiza la crisis política y social de Colombia.
Las relaciones del Presidente con violaciones de la ley penal han trascendido al plano internacional y se diferencian claramente de hechos o situaciones políticas, reducen la solidez del bloque de gobierno, disminuyen la gobernabilidad general y las condiciones para imponer la impunidad con las reformas a la justicia y política en un Congreso corrompido por el narcoparamilitarismo, creando una situación especial a seis años de gobierno que hace más indigno a Uribe para permanecer en el cargo y le afecta su plan de reelección al punto de que el imperialista diario New York Times ya lo señaló como algo inconveniente.
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