miércoles, septiembre 03, 2008

Un gobierno desvergonzado




Bogotá, 31 de agosto de 2008


Hace poco más de una semana el Presidente, calificó de "vergüenza" el entronque entre la organización criminal de ‘Don Mario’ con funcionarios judiciales que destacan al jefe de fiscalías Guillermo Valencia, hermano del ministro del interior cuya renuncia exige la oposición y Uribe defiende; al general Antonio Pedreros, comandante de la Policía de Antioquia, Córdoba y Chocó y al Alto Comisionado de Paz, ligado a contrataciones de empresas de seguridad privada controladas por mafiosos según denuncias de la prensa.

En cambio, en la rueda de prensa del 25 de agosto la reacción de Uribe fue colérica y distractora cuando otra revelación periodística extendió el olor a podredumbre de su gobierno por las entrevistas, en la ‘Casa de Nari’, de dos de sus secretarios con delegados de ‘Don Berna’, aduciendo que los escucharon porque tendrían información contra la Corte Suprema de Justicia. Aquí Uribe no ve nada vergonzoso sino una “aplicación de la seguridad democrática”. Aquí Uribe dejó más visible la ilegalidad de los procedimientos autoritarios del uribismo y dio más razón al presidente de la Corte Suprema cuando denunció "un complot entre funcionarios de la Casa de Nariño y paramilitares" al fiscal de la Corte Penal Internacional que, para mayor quebranto de la imagen internacional del gobierno, presenció este nuevo episodio del enfrentamiento entre el ejecutivo y la Corte. Azaroso incidente que da cuenta de peligrosos rasgos de totalitarismo fascista del proyecto de ‘Estado Comunitario’, perseguidor de la prensa crítica y la oposición, contrario al democrático contrapeso entre las distintas ramas o funciones del Estado concebido como aparato al servicio del poder omnímodo del Presidente y los monopolistas que lo rodean.

La agresividad de Uribe Vélez no sólo trata de subsanar la debilidad derivada de ser pillado con las manos en la masa, la bajeza política también se explica por las conductas rayanas en lo delincuencial y a que ya no convence a tantos como antes. Esa virulencia también es reflejo de la aguda lucha interna entre los capitalistas que están más beneficiados por las medidas del poder y los oligarcas afectados económica y políticamente por las acciones del gobierno, así como por la mayor polarización que atiza la crisis política y social de Colombia.

Las relaciones del Presidente con violaciones de la ley penal han trascendido al plano internacional y se diferencian claramente de hechos o situaciones políticas, reducen la solidez del bloque de gobierno, disminuyen la gobernabilidad general y las condiciones para imponer la impunidad con las reformas a la justicia y política en un Congreso corrompido por el narcoparamilitarismo, creando una situación especial a seis años de gobierno que hace más indigno a Uribe para permanecer en el cargo y le afecta su plan de reelección al punto de que el imperialista diario New York Times ya lo señaló como algo inconveniente.

Movimiento por la Constituyente Popular, MCP-POLO

mcp_adelante@yahoo.com