domingo, agosto 21, 2011

Vitrina democrática

Por: Guido Proaño A.

El Movimiento Popular Democrático (MPD) ha realizado sus elecciones internas con las que renovó las directivas provinciales de las 24 provincias del país y designó a una parte de los delegados que asistirán a su convención nacional a realizarse en Quito los primeros días del mes de octubre. Es el primer partido político en efectuar un proceso interno de esa naturaleza, en correspondencia con lo que establece el Código de la Democracia; fue también la primera organización política en re inscribirse como partido político y se mantiene como la única, pues, las otras agrupaciones que lo han hecho están en condición de movimiento (PRE y PAIS) lo que demanda menores requerimientos legales.

Con este proceso el MPD ha dado muestras de fortaleza y desarrollo organizativo. Montar un proceso electoral en todo el país en el que participaron más de 2600 candidatos y se acercaron a sufragar alrededor de 80 mil afiliados no es cosa sencilla. Está evidenciando que es el partido mejor organizado del país y el pionero en articular un proceso de participación democrática de sus afiliados para la estructuración de sus cuadros dirigentes.

De esta manera marca diferencias con lo que ocurre en otras tiendas políticas en las que cunden el desorden, la pugnas internas y rige la voz de mando de uno o dos “jefes” que más se asemejan a dueños de la estructura. Existen partidos o movimientos que por sus debilidades ni siquiera han sido capaces de iniciar el proceso de re afiliación, otros que se han quedado en medio camino y hay también aquellos que discuten si mantenerse como agrupaciones políticas o si se arriman a “buen árbol”.

El correismo también inscribió a PAIS pero lo hizo como movimiento y no como partido, situación que facilitó su reconocimiento legal ya que hay una diferencia notable entre recoger firmas de apoyo y conseguir afiliados. En esa decisión incidió también la heterogénea composición del movimiento gobiernista, situación por todos conocida. Virgilio Hernández, coordinador de la bancada parlamentaria del gobierno, ratificó esta situación cuando en la sesión en la que se re eligió a Fernando Cordero como presidente de la Asamblea advirtió que en PAIS existen “varias tendencias ideológicas y políticas”,… pero le faltó precisar que esas van desde la derecha neoliberal hacia el “centro”.

Y ya que hemos penetrado en observar la situación legal del MPD y de PAIS, es buena la oportunidad para también hacer una comparación del proceso democrático vivido estos días en el MPD con uno similar que PAIS intentó realizar dos años atrás, para designar a sus candidatos para las elecciones de 2009. Como se recordará las elecciones internas de PAIS fueron un estruendoso fracaso, en varias provincias se las suspendieron con denuncias de haberse intentado o consumado “paquetazos”; hubo expulsados, renuncias, quema de votos, acusaciones y amenazas mutuas entre bandos… a la final el orden se estableció como en todos los caos en el correismo: desde arriba. La “dedocracia” funcionó y la democracia interna se fue a un carajo.

Las elecciones internas del MPD han sido un mentís al viejo discurso de la derecha que en las organizaciones de izquierda no hay democracia. El MPD ha sido, en estos días, una especie de vitrina abierta para que todos vean cómo se desarrolla un proceso de activa participación de su militancia para definir un tema de gran importancia.

No es el único caso de participación democrática, antes ya ha tenido otros mecanismos de participación democrática de su militancia para definir todos los elementos de su política. Ahora, por ejemplo, en el MPD y en otras organizaciones de izquierda se discute un tema medular: cómo constituir una plataforma unitaria. Hay una propuesta programática que recorre todos los niveles internos de las organizaciones comprometidas con ese esfuerzo unitario y más tarde, con la opinión de las bases, se llegará a un evento que oficialice esa instancia de unidad.

Qué diferencia entre una organización que respeta y promueve el pensamiento y accionar de su militancia con aquellas en las que el “líder” lo define todo.