Hasta hace pocas semanas atrás varios analistas aseveraban que la crisis económica que sacudió el mundo capitalista desde finales del 2008 estaba llegando a su fin y que se observaban ya indicios de recuperación. Efectivamente, en algunos sectores dicho fenómeno se manifestaba, pero de ninguna manera era total. Ahora Europa, y de manera particular Grecia, es epicentro de una nueva crisis del sistema con repercusiones internacionales, de las que Ecuador no se encuentra libre.
La devaluación del euro en casi un 15% tiene implicaciones negativas para la economía del país. Por un lado, el monto de remesas en dólares que los migrantes envían se verá disminuido inmediatamente, a más de que nuestros compatriotas verán más difícil la posibilidad de encontrar un empleo. Cabe recordar que el año pasado por concepto de remesas enviaron 1130 millones de dólares. Por otro lado, la devaluación del euro también provocará la disminución de recursos que ingresan por productos que Ecuador vende en Europa, ya sea por el encarecimiento de éstos como por la contracción de la demanda.
Existe un tercer elemento y es la disminución del precio del barril de petróleo en el mercado internacional. En el Presupuesto General del Estado se fijó en $65,90 como precio del barril de ese producto; ahora se lo vende en alrededor de $62. Es decir, el país empieza a recibir menos recursos que los presupuestados. Grave problema si se toma en cuenta que el PGE tiene un déficit de 4 mil millones de dólares. Pero los problemas relacionados con el precio del crudo no se quedan allí, ni están atados exclusivamente a la crisis griega. Se advierte la desaceleración del crecimiento de la economía china lo que también tendrá un efecto negativo en el precio del petróleo a nivel mundial.
Cómo afrontará el gobierno esta situación, es la pregunta. Ante los problemas financieros que ya se manifestaron en el país desde antes, el gobierno ha acudido a la vieja receta del endeudamiento, en este caso al endeudamiento interno vía emisión de bonos que los está adquiriendo el IESS, lo que significa que los trabajadores y el pueblo están cargando con la crisis. Las dificultades económicas podrían también afectar la política asistencial, lo que tendría graves efectos políticos en la popularidad del gobierno. Hay otra alternativa y es afectar los intereses de los capitalistas para atender las necesidades del desarrollo y progreso de los trabajadores y el pueblo, pero por lo que hasta ahora ha hecho el gobierno esta opción seguramente no será aplicada.
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