QUITO. El estudiante Xavier Gallardo se recupera en su casa. Ha recibido el ofrecimiento de una prótesis.
“Fue una de las experiencias más horribles que puede experimentar el ser humano, saber que al cuerpo que tanto quiere le pasó algo. Saber que tiene una incapacidad duele bastante, todos los sueños se truncan, aquí se para la vida, no soy nada en este mundo. Me sentí devastado”.
Así recordó Xavier Gallardo Venegas, estudiante del colegio Mejía, cuando escuchó en el hospital Eugenio Espejo que había perdido el ojo izquierdo.
El alumno de quinto curso Físico Matemático fue uno entre las decenas de estudiantes que el viernes 30 de abril salieron a protestar por el incremento del precio de la leche en $ 0,10.
“Fue cuestión de segundos. Estaba parado frente a las gradas del colegio y despistado cuando sentí el impacto de la bomba en mi ojo y luego vi mi sangre. Caí al piso y después mi hermano y unos compañeros me levantaron para llevarme al hospital”, relató. “Estoy dolido con la actuación policial. Reaccionaron mal conmigo”, dice el estudiante que ahora en su casa ubicada al sur de la ciudad intenta recuperarse.
Nadie lo obligó a sumarse a las protestas, ni la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE) ni de la Juventud Revolucionaria del Ecuador (JRE), él fue con su propia convicción a la protesta y con conocimiento de causa porque su hermana Ángela Álvarez desarrolla un proyecto destinado a los pequeños y medianos productores de leche.
Cada litro en finca cuesta 39 centavos de dólar con el incremento y en las ciudades ese litro se vende en 75 centavos. “Yo veo a mi madre, que es el sustento de cuatro hermanos más, a veces no tiene 10 centavos para darnos, por eso duele pagar 10 centavos más en la leche”, dice el estudiante.
No es partidario de la violencia, pero asegura que la diplomacia en este caso se acabó porque los estudiantes envían cartas, piden audiencias y cuando todos estos recursos se agotan no queda más que salir a las calles, dice.
Su hermana Ángela afirmó que él no es vándalo como la Policía califica a los estudiantes que protestan. A él le gusta tocar guitarra, escribir poemas. Y por este incidente su sueño de ir a la Armada se truncó, aunque eso no lo desanima por el apoyo de su familia.
Ahora Xavier necesita una prótesis para su ojo. Por el momento solo existen ofrecimientos del Gobierno para investigar y sancionar a los responsables de la agresión. Sin embargo, la familia anunció una demanda penal en contra del Estado por este hecho, para que este incidente no quede en la impunidad.
Por el momento los amigos de Xavier Gallardo son la mejor compañía que tiene. A diario lo visitan y la casa de los Gallardo se altera con las llamadas telefónicas, el timbre de la puerta y las visitas inesperadas que las atiende su tía abuela Lola Gallardo. Para la próxima semana se prevé una marcha de respaldo que irá a la Presidencia.
“Fue una de las experiencias más horribles que puede experimentar el ser humano, saber que al cuerpo que tanto quiere le pasó algo. Saber que tiene una incapacidad duele bastante, todos los sueños se truncan, aquí se para la vida, no soy nada en este mundo. Me sentí devastado”.
Así recordó Xavier Gallardo Venegas, estudiante del colegio Mejía, cuando escuchó en el hospital Eugenio Espejo que había perdido el ojo izquierdo.
El alumno de quinto curso Físico Matemático fue uno entre las decenas de estudiantes que el viernes 30 de abril salieron a protestar por el incremento del precio de la leche en $ 0,10.
“Fue cuestión de segundos. Estaba parado frente a las gradas del colegio y despistado cuando sentí el impacto de la bomba en mi ojo y luego vi mi sangre. Caí al piso y después mi hermano y unos compañeros me levantaron para llevarme al hospital”, relató. “Estoy dolido con la actuación policial. Reaccionaron mal conmigo”, dice el estudiante que ahora en su casa ubicada al sur de la ciudad intenta recuperarse.
Nadie lo obligó a sumarse a las protestas, ni la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE) ni de la Juventud Revolucionaria del Ecuador (JRE), él fue con su propia convicción a la protesta y con conocimiento de causa porque su hermana Ángela Álvarez desarrolla un proyecto destinado a los pequeños y medianos productores de leche.
Cada litro en finca cuesta 39 centavos de dólar con el incremento y en las ciudades ese litro se vende en 75 centavos. “Yo veo a mi madre, que es el sustento de cuatro hermanos más, a veces no tiene 10 centavos para darnos, por eso duele pagar 10 centavos más en la leche”, dice el estudiante.
No es partidario de la violencia, pero asegura que la diplomacia en este caso se acabó porque los estudiantes envían cartas, piden audiencias y cuando todos estos recursos se agotan no queda más que salir a las calles, dice.
Su hermana Ángela afirmó que él no es vándalo como la Policía califica a los estudiantes que protestan. A él le gusta tocar guitarra, escribir poemas. Y por este incidente su sueño de ir a la Armada se truncó, aunque eso no lo desanima por el apoyo de su familia.
Ahora Xavier necesita una prótesis para su ojo. Por el momento solo existen ofrecimientos del Gobierno para investigar y sancionar a los responsables de la agresión. Sin embargo, la familia anunció una demanda penal en contra del Estado por este hecho, para que este incidente no quede en la impunidad.
Por el momento los amigos de Xavier Gallardo son la mejor compañía que tiene. A diario lo visitan y la casa de los Gallardo se altera con las llamadas telefónicas, el timbre de la puerta y las visitas inesperadas que las atiende su tía abuela Lola Gallardo. Para la próxima semana se prevé una marcha de respaldo que irá a la Presidencia.