El día 8 de mayo se cumplieron 5 meses de prisión de Marcelo Rivera, presidente de la FEUE Nacional. Mucho tiempo para cualquier persona y más para un dirigente estudiantil acostumbrado a desarrollar una intensa vida política.
Marcelo es un preso político. El primero de esa naturaleza bajo el gobierno de Rafael Correa. Su detención responde a un acuerdo entre Correa y el rector de la Universidad Central, Edgar Samaniego. Como se recordará, en una de sus tantas cadenas sabatinas, el Presidente de la República demandó la detención del presidente de la FEUE por luchar a favor de la autonomía universitaria, por la gratuidad de la educación y en contra de una Ley de Educación Superior que en este momento está debatiéndose en la Asamblea y que coarta esos principios universitarios. El rector Samaniego encontró la oportunidad para cumplir el pedido de Correa y aprovechándose de los acontecimientos producidos el 8 de diciembre en la Universidad Central levantó una falsa acusación en contra de Marcelo Rivera. La Policía cumplió lo demás, que por cierto sabía de antemano para qué iba a la universidad aquel día.
La derecha y en general los enemigos de la izquierda revolucionaria saborean como su victoria la prisión de Marcelo; la juventud estudiantil, por el contrario, demanda su libertad. Diversas movilizaciones se han hecho en varias ciudades del país exigiendo la inmediata libertad del presidente nacional de la FEUE, pero aún no las suficientes para arrancar a Marcelo de las mazmorras del gobierno.